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Niveles peligrosos

La ausencia de profesionalismo en organismos rectores, como la Comisión Nacional del Agua, aunado a los antecedentes de corrupción, como consecuencia de la impunidad que se da por complacencia o por complicidad, está llegando a niveles de alta peligrosidad, con acciones gansteriles en contra de directivos de módulos que pretenden poner orden.
Desde luego que este asunto se rebasa las atribuciones de los funcionarios del organismo de cuenca de la Comisión Nacional del Agua, al caer en el ámbito judicial, donde los alcances del nuevo sistema de justicia penal, llegan a ser un espacio para que los delincuentes no reciban castigo alguno.
Por las denuncias de usuarios del módulo 15, las últimas tres administraciones han dejado una estela de abusos y manipulaciones que finalmente se transforman en hechos de corrupción, de otra manera no se puede explicar que se arrastren pasivos cercanos a los 9 millones de pesos, en esa asociación civil.
Los malos manejos se reflejan en la prosperidad o en el dispendio de algunos de los integrantes de las directivas, mismos que alejaron de las tierras que riegan a usuarios que generaban riqueza con cultivos distintos, en predios rentados, especialmente algodón.
Los actuales funcionarios del organismo de cuenca han permanecido alejados de los reclamos de los usuarios de este y de otros módulos donde existen conflictos, pero lo más grave es que dentro de las dependencias de los gobiernos federal y estatal, existen funcionarios que por situaciones difíciles de entender simpatizan y tratan de proteger a usuarios ex directivos de módulos donde se tienen a la vista malos manejos o hechos de corrupción.
Lamentablemente, la pasiva actitud de los funcionarios del organismo rector del agua, sumada a la complacencia estatal hacia lo que ocurre en la comisión a cargo de Roberto Ramirez de la Parra, -tal vez por ser el representante del presidente Enrique Peña Nieto ante el gobierno de “Kiko” Vega- dan la impresión de trabajar para ocultar la corrupción de sus antecesores.
Es entonces cuando surge la pregunta de cómo le van a hacer para poner orden en el manejo y la disponibilidad del agua, más aún, cuando hasta la fecha, no han tenido un pronunciamiento oficial que clarifique los parámetros a utilizar para la determinación de las superficie a autorizar para los diversos cultivos, en relación al consumo.
A su vez, la CILA, la CNA, la S. de R.L., y los módulos tienen un gran reto de coordinación para sacar adelante el programa que sin duda tiene detractores, como aquellos que verán restringidos sus beneficios, incluyendo personal distribuidor de agua en los módulos, además de los propietarios de predios excedidos, solo para mencionar un ejemplo.
El mayor problema es que las nuevas variedades de los diferentes cultivos requieren de un menor espaciamiento de tiempo entre cada riego y ello será un gran reto para todos.

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