Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Entre Los Surcos…

Indolencia o corrupción

Por César Villalobos López

Lo que ha venido ocurriendo en el valle de Mexicali con el manejo del agua, a partir de su entrega a los usuarios es producto de la precipitada forma en que se hizo la transferencia, no por cuestiones técnicas, sino por un interés político de quienes tuvieron en sus manos la ejecución de un proyecto que pudo tener mejores resultados.
En la integración de los módulos surgió un revanchismo político para medir fuerzas entre quienes aceptaban la entrega del Distrito de Riego previa conclusión de las obras de rehabilitación que aún permanecen en el mismo estatus -sin compuertas para la medición del agua en cada parcela- y quien pretendía ser tomado en cuenta como candidato al gobierno de Baja California, Ernesto Zedillo Ponce de León.
Los “niños de Zedillo” encargados de ese proceso le echaron leña a la hoguera, en busca de notoriedad política personal, haciéndole creer “al Neto”, como le llamaban, que había oposición a la entrega, sin explicarle que solo pedían el cumplimiento de los contratos o convenios de rehabilitación, firmado entre los usuarios del agua y el gobierno de Gustavo Diaz Ordaz, por conducto de la Secretaria de Recursos Hidráulicos, con José Hernández Terán, como titular.
Tras el desmantelamiento de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, quienes han estado dentro de la Comisión Nacional del Agua, poco o nada interés han puesto para avanzar en la optimización en el aprovechamiento del agua en el Distrito de Riego 014, dando la impresión de que están inmiscuidos en un barril de corrupción del cual no pueden salir, pues cada día es mayor el grado de complicidad que genera impunidad, afectando la producción y la productividad.
Sin embargo, esa falta de interés de los funcionarios del organismo de cuenca y de la misma Comisión Nacional del Agua, abrió una puerta al desorden y al desborde de pasiones e interese muy personales que ahora son más difíciles de controlar porque todos los que delinquen saben que no hay rectoría y que las cláusulas de los títulos de concesión son letra muerta que ignoran las autoridades que deberían de actuar en cumplimiento de sus obligaciones que, lamentablemente dan la impresión de desconocer.

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