No basta ser… hay que parecer
Son muchos y variados los esfuerzos del presidente Enrique Peña Nieto por cambiar la percepción que la población tiene sobre la honorabilidad de su administración en general, haciendo lo mismo para tratar de que se hable bien de México, lo cual, la totalidad de los mexicanos hacemos con gusto, pero una cosa es el país, como nación y otra distintas es su gobierno.
El hecho de que los ciudadanos hagan expresiones contrarias a los funcionarios del gobierno federal, incluyendo a los integrantes de los poderes judicial, legislativo y hasta del mismo Jefe de la Nación y de su familia, no significa que lo hagan o estén en contra de México.
Lo grave, lo que no puede criticar es que en el extranjero, como productos de las acciones de gobierno y escándalos de sus funcionarios y familiares que trascienden, a nuestro país se le tenga catalogado como una entidad corrupta.
Pero hay otras situaciones que dia a dia se conocen a lo largo y ancho del país, sobre todo en materia de seguridad y de combate a la corrupción, donde los funcionarios presentan números alegres y los ciudadanos sufren las consecuencias de la delincuencia por mala integración de expedientes, lo que permite de lejos de recibir castigo en prisión, salgan en liberta los transgresores de la ley.
Ese el caso de los delincuentes comunes, porque los políticos que se han despachado con la cuchara grande, llevándose miles de millones de pesos, los utilizan para defenderse y no caer en la cárcel, o a un centro de readaptación o inserción social, como les llaman ahora.
Los analistas económicos día a día hablan de los peligros que acechan a México y hasta mencionan estabilidad financiera y deuda sustentable, pero se olvidan que a fines del 2015 y inicio de este año, Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad colocaron papel, o bonos por unos 8 mil millones de euros, pagaderos a cien años.
De eso, ni se los certificados bursátiles de los ahorros de los trabajadores del FOVISSSTE, hay comentario alguno.
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