Por Alejandro Cravioto Lebrija
Semejanzas entre “Morena” y el nacional socialismo. Desde la Teoría de la Estupidez de Dietrich Bonhoeffer quien afirma: «la estupidez es un enemigo más peligroso para el bien que la maldad»
Bonhoeffer fue un teólogo luterano y miembro de la resistencia de pensadores alemanes cristianos que se opusieron al nazismo; prisionero del régimen Nacional Socialista en 1943, meditó sobre algunos aspectos relativos a la condición humana, principalmente respecto a la estupidez desde una perspectiva ética, entendida como un fenómeno colectivo con evidentes connotaciones morales, vinculado al poder político, sus estructuras de control autoritario, a la propaganda, intimidación y la manipulación con la consecuente pérdida de capacidad crítica.
Bastará una simple revisión del modelo de comunicación de narrativas y manipulación del sistema impuesto desde Palacio Nacional hace ya siete años, para corroborar la coincidencia entre el operar del nazismo y el “morenismo”.
En sus aportaciones Bonhoeffer evidencia la incapacidad de millones de alemanes, de tomar conciencia de las aberraciones del régimen nazi convirtiéndose en cómplices, directa o indirectamente, de dichas abominaciones, mismas que atentaban evidente y flagrantemente contra los más elementales principios morales, de libertad y derechos fundamentales de la persona humana.
Desarrolla su teoría sobre la estupidez, (del latín stupidus; atónito, pasmado, paralizado de asombro) con fundamento en principios teológicos y sociológicos, observando la realidad social, política, bélica y cultural que vivió Alemania durante el régimen ideológico, autoritario y criminal impuesto por Hitler en Alemania en la tercera década del siglo XX.
Desarrolla su tesis sobre la estupidez no como algo genético, hereditario o innato, ni como una tara mental o trastorno del intelecto, sino como un “fenómeno de carácter ético y relacional surgido en condiciones específicas bajo los dictados e influencia del poder político”.
Afirma que “dicha estupidez es peligrosa -he aquí el quid del asunto- no porque se carezca de inteligencia, sino porque combina la incapacidad para razonar críticamente con una peligrosa tendencia a aceptar dogmas, ordenes o creencias sin cuestionarlas”.
Concluye Bonhoeffer que “la estupidez es un enemigo más peligroso para el bien que la maldad”, ya que la estupidez no responde a la lógica, los argumentos ni la evidencia, llevando a una persona estúpida a actuar sin entender las graves consecuencias de sus actos convencida, además, de que obró con rectitud.
Es realmente increíble que los seguidores de MORENA, ante evidencias claras del gravísimo daño ocasionado al país, no razonan críticamente y aceptan como dogma la narrativa del demagogo de Palenque.
Cuando un individuo o un grupo social se somete ante los dictados del poder, renuncia a su capacidad de autonomía crítica, no porque carezca de capacidad intelectual o de pensamiento, sino simplemente porque ha decidido dejar de utilizarla. Todo ello llevará a los individuos y a los conglomerados sociales a un conformismo incapaz de analizar y criticar, así como de comprender la realidad social y política en que está inmerso.
La estupidez se presenta sobre todo como un fenómeno colectivo: grupos sociales que han perdido la capacidad crítica, ya sea por los condicionamientos sociales o por presiones políticas de las masas donde el comportamiento de las personas se homogeniza, la mente se obnubila y la toma de decisiones ya no es libre: se decide por imitación no por convicción o reflexión. Basta con observar en nuestro caso el comportamiento y actitud de los asistentes “acarreados” a concentraciones masivas de apoyo a las políticas populistas del morenismo.
El temor a perder pseudo beneficios lleva a las comunidades, convertidas en masas, a perpetuar al tirano y su grupo en el poder, entronizándolos como autoridades dignas de confianza por las dadivas que ofrecen o prometen, aunque sean irreales o imposibles de cumplir.
Quien está inmerso en un proceso de estupidez, es incapaz de aceptar razones lógicas o evidencias, ya que han perdido su capacidad crítica y el interés por la verdad, por estar absortos en los dictados de la ideología, por lo que rechazan a priori, sin reflexión alguna cualquier información o argumento verdadero y evidente que no concuerde con su visión del sistema o modelo político que le han inculcado.
La estupidez acaba por imponerse entre la población enarbolando frases simples o ideas fuerza, la mayor de las veces falacias repetidas a diario y por todos los medios, hasta dejarlas como una impronta en la conciencia de las masas, así como una permanente difusión, maniquea y dialéctica, de postulados prefabricados: “nosotros somos los buenos, los del pasado son los malos”, “hablamos con la verdad, los adversarios mienten”, “… que nos pida perdón España”.
No hace falta un estudio exhaustivo para darnos cuenta de que hoy una enorme porción de la población mexicana incurre en la estupidez. Todos los postulados y afirmaciones de Bonhoeffer sobre la estupidez se evidencian en las actitudes y proceder de infinidad de mexicanos que han caído en la trampa del morenismo, a partir de la manipulación que el demagogo expresidente López Obrador conformó y aún hoy es reiterado a diario en las mañaneras por la presidente (con E) Sheinbaum, mediante el engendro neo priista llamado MORENA, sumado a la destrucción de las instituciones, el desacato a la ley, la corrupción oficializada, en proporciones que no se habían visto antes, arropado en la más absoluta impunidad y contubernio.
“Al diablo con las instituciones”, “yo tengo otros datos”, “no me vengan con que la Ley es la Ley”, “la mafia del poder y los fifís” o la ahora clásica “…que se investigue” de Sheinbaum son no solo aceptadas sin chistar por los seguidores incondicionales del régimen, sino aplaudidas y no cuestionadas por la inmensa masa de seguidores temerosos de perder las dadivas que les han prometido e incapaces de hacer juicios críticos de la lamentable realidad que se vive hoy en México.
Las estructuras de control autoritario, así como la propaganda, intimidación y manipulación que desde el Palacio Nacional han salido desde hace 7 años, han dejado a los estúpidos sin posibilidad de emitir opinión crítica de las evidencias del latrocinio y pillaje oficializado.
Las cifras del gravísimo deterioro en seguridad, crímenes y desapariciones; las evidentes carencias en salud y educación; los gastos multimillonarios en obras (ocurrencias) faraónicas; la destrucción de la democracia, el poder Judicial y las instancias autónomas; la extinción de los fideicomisos y fondos para desastres; el dominio territorial del crimen organizado y su narco cultura, las extorsiones, la inflación, el huachicol fiscal, la impagable deuda externa, la persecución a los comunicadores, en fin en medio del caos, los estúpidos aplauden a raudales en el Zócalo, con 500 pesos en el bolsillo y la promesa de no cortarles el “apoyo social”.
Ojalá reaccionemos y no tengamos que padecer un desastre final, como el que lamentablemente sufrieron los alemanes, que no pudieron o no quisieron enjuiciar a un régimen criminal que llevó a la trágica segunda conflagración mundial.

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