Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Así fue la muerte de Cuauhtémoc, según el historiador Salvador Guilliem Arroyo

Por Norma L. Vázquez Alanís

(Primera de dos partes)

El histórico viaje que hizo el conquistador español Hernán Cortés a las Hibueras tras la caída de Tenochtitlán, comenzó el 12 de octubre de 1524 cuando salió rumbo a Villa del Espíritu Santo, provincia de Coatzacoalcos; la expedición tardó varios meses en completar su recorrido y se desarrolló principalmente en 1525, para culminar con el regreso desde Trujillo, Honduras, a Nueva España, en marzo de ese mismo año.

En su ponencia titulada ‘Hernán Cortés camino a las Hibueras’, presentada dentro del ciclo de conferencias ‘A 500 años de la expedición a las Hibueras’, que como parte del 60 aniversario de su creación organizó el Centro de Estudios de Historia de México (CEHM) de la Fundación Carlos Slim, el maestro en Estudios Mesoamericanos por la UNAM, Salvador Guilliem Arroyo, expuso las peripecias enfrentadas en este periplo por Cortés, así como las razones que lo motivaron a dar muerte a su prisionero, el tlatoani mexica Cuauhtémoc.

Tomando como referencia los escritos de Bernal Díaz del Castillo y del cronista mestizo Cristóbal del Castillo, así como las Cartas de Relación del propio Hernán Cortés, el también arqueólogo explicó que fue un recorrido larguísimo y muy accidentado por lo abrupto del camino, pero el gobernador y capitán general de Nueva España decidió ir personalmente a buscar a Cristóbal de Olid porque no se le hacía justo mandar a otras personas a una misión que le correspondía. Por eso hizo este gran viaje para castigar a Olid por su rebelión, aunque en realidad tenía otros propósitos: expandir su gobernación y adjudicarse el mérito de la búsqueda de una ruta de paso entre el Atlántico y el Pacífico.

La travesía también se complicó, porque Cortés llevaba un séquito muy grande que incluía cocinero, encargados de vajillas de plata y de oro, 130 jinetes, 30 escuderos de a pie y tres mil indígenas, pero también obligó a muchos de los primeros conquistadores a que lo acompañaran, e incluso llevó con él a la Malinche y a los señores de Tlatelolco, Cuauhtémoc, y de Tacuba, Tetlepanquetzaltzin; es decir, dejaba a los grupos indígenas locales sin un dirigente claro y todo bajo la administración de su tesorero.

A juicio del conferencista, este viaje de Cortés a las Hibueras fue el pretexto perfecto para ir depurándose el camino como el gran gobernante de Nueva España; se trataba de la construcción del poder. La división de la capital en la República de Indios en Tlatelolco y la de Nueva España en Tenochtitlan, es la heredad del grupo mexica partido en dos urbes, una dicotomía que aprovechó Cortés para construir el nuevo poder que no iba a com

La muerte de Cuauhtémoc en la expedición a las Hibueras tuvo lugar cuando Cortés estaba tratando de llegar a Acalan, región del Imperio Maya Chontal en lo que hoy es el sur de Campeche, cerca del río Candelaria, cuya capital era Itzamkanac, conocida actualmente como la zona arqueológica de El Tigre. Precisamente en ese lugar, un indígena ya con nombre católico le comentó a Cortés que Cuauhtémoc y los demás gobernantes que iban con ellos se habían puesto de acuerdo para matarlo. Lo que hizo Cortés en ese momento, fue tomar la decisión de ahorcarlos.

Respecto a este relato, el cronista mestizo Cristóbal del Castillo menciona a dos personajes, uno de apellido Tapia y otro Cristóbal Hernández, un indígena mexica que se convirtió públicamente al catolicismo y que también decía ser capitán de Cuauhtémoc.

Sin embargo, en los textos tanto de Bernal como de Cortés, el relato de la manera en que éste mandó ahorcar a Cuauhtémoc es muy breve, es decir, no le dieron la gran importancia que arqueólogos e historiadores consideraron debía haber tenido por los protagonistas de este episodio, señaló el ponente. En las crónicas, Cortés no señala un lugar específico y sólo se refiere al suceso como acontecido en la provincia de Acalan, mientras que Bernal Díaz del Castillo narra que la ejecución fue realizada en otro pueblo situado más adelante, pero sujeto al mismo Acalan.

Existe otra versión interesante consignada en los Papeles de Paxbolón Maldonado, un documento virreinal obra del cacique chontal Pablo Paxbolón, educado en el convento franciscano de Campeche, donde fue alfabetizado y se familiarizó con los pilares conceptuales de la monarquía hispana, en el que dice claramente que fue en Yaxzam, un pueblo antes de ltzamkanac, donde les cortaron la cabeza a Cuauhtémoc y a Tetlepanquetzaltzin, y fueron clavadas en una ceiba delante de la casa que había de idolatría en el pueblo de Yaxzam; Cortés dejó los cuerpos tirados ahí mismo. Según este documento, a Cortés se le advirtió que anduviera con cuidado con Cuauhtémoc, pues podría hacerle una traición. Luego de oír esto, lo echó en prisión y al tercer día le cortó la cabeza, la cual «fue clavada en una ceiba».

En su artículo El viaje de Cortés a Las Hibueras (revista Arqueología Mexicana), el doctor en antropología e investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, Ernesto Vargas Pacheco, apunta que en general todos los cronistas coinciden en que Cuauhtémoc y Tetlepanquetzaltzin, señor de Tacuba, fueron colgados de una ceiba (iximché) o de un pochote; empero, existe la versión de que primero fueron decapitados y luego suspendidos por los tobillos de las ramas de la ceiba, en tanto que las cabezas fueron clavadas en los muros del templo principal de Yaxzam (Taxahá).

De acuerdo con el maestro Guilliem Arroyo, Cortés decidió acabar con la vida de Cuauhtémoc de ese modo, porque su mentalidad era la de un conquistador; desde que toma la decisión de viajar a América ya viene con una concepción de cortesano de las elites medievales europeas, en las que el poder no se comparte; la obra El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, es una síntesis maravillosa de ese pensamiento.

De suerte que no le iba a dar mucha vida a Cuauhtémoc, lo utilizó para poder cimentar la capital de la República de Indios y la de Nueva España, mandó hacer el Técpan, el convento de San Francisco y la Caja de Agua, y el Colegio de la Santa Cruz se empieza a planear en 1523, pero era evidente que no iba permitir que quien tenía un gran liderazgo en todos los grupos mesoamericanos, fuera a sobrevivir a su gobierno.

Cortés se puso como súbdito del rey de España y su intención era que el poderío mundial lo apoyara en contra de los grupos indígenas que estaban estructurados perfectamente en capas sociales; había la misma organización en Europa que en América, sólo cambiaban la vestimenta y los lenguajes, pero la configuración social, económica y cultural eran idénticas; al darse cuenta de estas élites indígenas que sí lo aceptaban, no iba a permitir que sobreviviera el tlatoani mexica que en el momento de su llegada representaba el poder más importante de Mesoamérica. (Concluirá).