
TRUMP como AMLO y CLAUDIA
El 2 de abril, en lo que llamó el Día de la Liberación, Donald Trump anunció los nuevos aranceles que entrarían en vigor el noveno día de ese mismo mes.
Los nuevos impuestos iban del 25% al 40% para la mayoría de los productos vendidos en Estados Unidos, pero producidos en otros países (los productos de México y Canadá que están contemplados en el T-MEC quedaron exentos del nuevo impuesto). El arancel para China era inicialmente del 34%, pero se incrementó hasta llegar al 125% luego de que el país oriental aplicara medidas recíprocas para los productos estadounidenses vendidos en su territorio.
Tras tensar la relación de Estados Unidos prácticamente con todo el mundo, Donald Trump decidió otorgar una prórroga de 90 días antes de aplicar los nuevos impuestos.
Hasta ahora la estrategia del presidente ha sido la de la amenaza, y su arma los aranceles.
La administración de Trump apeló la decisión de los jueces de manera inmediata argumentando que ponía en riesgo las negociaciones de Estados Unidos con al menos 18 países.
Kush Desai, un portavoz del gobierno, declaró por medio de un comunicado que, a lo largo de los años, relaciones comerciales injustas «diezmaron comunidades estadounidenses, dejaron atrás a nuestros trabajadores y debilitaron nuestra base industrial de defensa, hechos que el tribunal no cuestionó».
Además, agregó: «No les corresponde a jueces no electos decidir cómo abordar adecuadamente una emergencia nacional».
La racción al descalabro que los jueces dieron a la imposición de los aranceles establecidos por el presidente Donald Trump, sin duda alguna es similar a los rabiosos rechazos que, el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador tuvo a las decisiones de la Suprema Corte de la Nación, cuando los fallos le fueron adversos a sus propuestas.
Al igualmente, la presidenta Claudia Sheinbaum heredo la rabia de su antecesor hacia los jueces y la Suprema Corte, acusándoles de corruptos.
Ni Amlo, ni Claudia, se dieron cuenta que los jueces no pudieron determinar prisión para los agresores de la Ley, porque los ministerios públicos no integraron adecuadamente las averiguaciones previas o porque quienes hicieron las detenciones, no cumplieron con las normas.
La administración Trump ha dejado claro que apelará la decisión y que encontrará la manera de contar con la autoridad para imponer los aranceles. Sin embargo, por ahora el presidente se ha quedado sin la carta que le ha permitido imponer presión para negociar con los diversos países del mundo, marcando un claro revés en su estrategia.
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