Perfil de México…

Nuevas políticas públicas

Por Armando Ríos Ruiz › tabloiderevista.com

La Presidenta Sheinbaum parece haber encontrado al fin el hilo conductor de la gobernanza, muy a su manera, aún sin rumbo y dejada llevar por la inercia que suele acompañar su incapacidad para discernir lo que realmente necesita el país. Con la mentira burda para desvirtuar las verdades que aparecen con toda su crudeza ante los ojos de los mexicanos y con una falta absoluta de pena al exponer sus políticas públicas que inducen a la burla.

Durante sus primeras semanas al mando del timón de este inmenso barco, dio muestras de que los pensantes no se equivocaron cuando aseveraban lo inevitable. Que sería la marioneta del ex Presidente. El razonamiento era por demás fácil. Desde que se perfiló como la sustituta comenzó a hacer y repetir lo que el otro decía y hacía, al grado de que eso le mereció el mote de La Calca, porque exhibía y aún exhibe que carece de una personalidad propia.

Y eso que el anterior fue exhibido demasiadas veces, también como un consumidor de las expresiones y acciones de Hugo Chávez, el extinto presidente de Venezuela, puestas en marcha para llevar a su país a la quiebra. Su mandato a la dictadura. Al autoritarismo y su economía a la sepultura, equiparable a la de Haití, el país más pobre de América Latina. Resulta obvio que, si un mandatario copia lo malo, llevará irremediablemente su país a lo peor.

Como si se tratara de ideas trascendentales, nuestra mandataria ha dado últimamente en anunciar acciones que pondrá en práctica para el ’bienestar’ de sus gobernados, que desde la época del imperio romano se llaman pan y circo y que seguramente le aplaudirán a rabiar los que permanecen hipnotizados por las dádivas de dinero en efectivo cada dos meses y por las promesas de incorporar a otros núcleos de la población a los mismos programas sociales.

El tabasqueño dio en cultivar el amor por el Beis Bol, el deporte que practicó durante su juventud y gracias al cual, dejó en silla de ruedas a un amigo suyo, por haberle asestado un pelotazo en la cabeza, al no aceptar la derrota que le infligió durante un partido y por el cual murió. Inclusive compró estadios, uno de los cuales costó a los mexicanos casi cuatro mil millones de pesos.

Para no perder el ritmo, la Presidenta anunció que comprará un millón de estufas de leña con una inversión inicial de 500 millones de pesos. En las redes sociales apareció la abuela García, quien se las ofreció en dos mil pesos, con la advertencia: ’para que no se roben el dinero’. Otra oferta es de 27 mil pesos, que significaría un ahorro de siete mil pesos porque las que quiere cuestan 34 mil.

La ocurrencia anterior, es porque recordó que cuando era estudiante fue a Guatemala y vio los fogones inspiradores. No había necesidad de ir tan lejos. En México sobran rincones en dónde apreciarlos. Bastaba ir a Oaxaca, a Guerrero, al estado de México o a cualquier otro lugar en donde aún abundan con el consecuente daño a la salud de los habitantes de esas viviendas.

Recordé los tiempos en que Adolfo López Mateos fue Presidente de este gran país. Su biografía decía que en su juventud había sido boxeador y que recorrió los encordados durante mucho tiempo. Pero no recuerdo que cuando arribó a la Primera Magistratura, hubiera tenido la ocurrencia de llenar el país de arenas de box o de comprar, aunque sea, la México y la Coliseo.

La Presidenta concibió también un concurso de canciones, para apoyar nuevos talentos. Nada que ver con los problemas de México, pero ¿por qué no dotarlos de un manojo de mariguana para la inspiración? Sobrarían proveedores a buen costo. Me acuerdo que el famosísimo Flaco de Oro, como apodaban a Agustín Lara, se inspiraba con un carrujo al lado. Otro amigo también y, en suma, muchos que se dedican a este arte. El cannabis sería un excelente aliciente.

También está dedicada a promover el chocolate Bienestar, superior a otros, afirma. Aunque le han demostrado que es inferior. ¿Qué es tan poderoso para rebajar de esa forma su investidura y aceptar convertirse en vendedora? ¿Será que los hijos de su maestro al fin se decidieron a realizar un trabajo decente?

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