
En esta foto de Rafael Pérez Limón, del Miércoles de Ceniza, un sacerdote de la Iglesia impone cenizas en la frente de los fieles, pronunciando las palabras: “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás” o “Conviértete y cree en el Evangelio“. Este acto simboliza la fragilidad de la vida humana y la llamada a la conversión, recordando a los creyentes la necesidad de preparar sus corazones para la celebración de la resurrección de Cristo en la Pascua.
El Miércoles de Ceniza es una de las fechas más significativas del calendario litúrgico cristiano, ya que marca el inicio de la Cuaresma, un tiempo de reflexión, penitencia y preparación espiritual para la celebración de la Pascua. En este 2025, esta jornada se celebrará el 5 de marzo, reuniendo a millones de fieles en todo el mundo en torno a un mensaje de humildad, conversión y esperanza.
La celebración del Miércoles de Ceniza tiene una profunda raíz en la tradición cristiana. Su origen se remonta a las primeras comunidades cristianas, donde quienes buscaban la reconciliación con Dios se cubrían de ceniza como signo de arrepentimiento. Con el tiempo, este gesto se institucionalizó en la Iglesia católica y se convirtió en un rito anual que marca el inicio de la Cuaresma simbolizando el tiempo de penitencia y conversión.
En este día se invita a los fieles a vivir un periodo de ayuno, oración y limosna, las tres prácticas fundamentales de la Cuaresma. El ayuno representa el desprendimiento de lo material y el dominio de los deseos, la oración fortalece la relación con Dios y la limosna refleja el compromiso con los más necesitados. A través de estas acciones, los cristianos buscan purificar su corazón y renovar su fe.

CUARESMA 2025
Previo a los días en que el papa Francisco enfermó y fue hospitalizado debido a su delicado estado de salud, escribió un mensaje para el tiempo litúrgico de la Cuaresma 2025 que tituló Caminemos juntos en la esperanza.
El Santo Padre destaca la importancia de avanzar como comunidad, fortalecer la solidaridad y renovar la fe en la promesa de la resurrección.
El Papa centró su mensaje en tres pilares fundamentales: caminar, caminar juntos y caminar en la esperanza de una promesa.
En primer lugar, ha reflexionado sobre la importancia de comprender la vida como una peregrinación, un viaje continuo hacia la plenitud en Dios. En este sentido, ha instado a los creyentes a preguntarse si están avanzando espiritualmente o si están estancados por el miedo o la indiferencia.
En segundo lugar, el Papa ha subrayado la importancia de caminar juntos, destacando el valor de la comunidad y la sinodalidad. Exhortó a los cristianos a superar el individualismo y a construir una Iglesia más abierta y acogedora. Este llamado a la unidad se refleja en el proceso sinodal que la Iglesia católica está llevando a cabo, donde se busca escuchar las voces de todos los fieles y promover una mayor participación en la vida eclesial.
En tercer lugar, el Papa resaltó a la esperanza como un motor fundamental para la vida cristiana. Ha recordado que la Cuaresma es un tiempo para renovar la confianza en la promesa de la vida eterna y para ser testigos de la luz de Cristo en medio de un mundo marcado por la oscuridad y el sufrimiento. En este sentido, animó a los fieles a no perder la esperanza, incluso ante las dificultades, y a ser signos vivos del amor y la misericordia de Dios.

Miércoles de Ceniza en el Vaticano
Tradicionalmente, el Papa Francisco preside la ceremonia del Miércoles de Ceniza en la colina del Aventino en Roma, donde tiene lugar una procesión penitencial desde la iglesia de San Anselmo hasta la basílica de Santa Sabina. Esta procesión simboliza el comienzo del camino cuaresmal, un viaje de conversión que culmina con la celebración de la Pascua.
Sin embargo, en esta ocasión debido al delicado estado de salud que mantienen a Su Santidad en el nosocomio, el cardenal Angelo De Donatis, penitenciario mayor y delegado del papa Francisco será quien presidirá la liturgia estacionaria en la iglesia de Sant’Anselmo all’Aventino (Roma), a la que seguirá la procesión penitencial hasta la basílica de Santa Sabina.
En la procesión participarán cardenales, arzobispos, obispos, los monjes benedictinos de San Anselmo, los padres dominicos de Santa Sabina y algunos fieles. Al final de la procesión, tendrá lugar en la Basílica de Santa Sabina la celebración eucarística con el rito de la bendición y la imposición de la ceniza.
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