

Por Dianeth Pérez Arreola
Más de 32 millones de pesos se invirtieron en adquirir un angiógrafo de última generación y en las adecuaciones para la operación de una sala de hemodinamia en Mexicali, según el boletín de prensa del IMSS del mes pasado.
El documento dice que cada mes se podrían realizar un promedio 128 cateterismos y colocar 16 marcapasos. Según Desireé Sagarnaga, su puesta en marcha beneficiaría a una población aproximadamente a 800 mil derechohabientes.
En contraste, el comunicado del Gobierno del Estado, de diciembre de 2023, dice que costó 53 millones de pesos en equipamiento y 10 millones en remodelaciones e instalación, y que para su funcionamiento se contrataron a 31 trabajadores basificados por el IMSS Bienestar para laborar en esta nueva área, acción que implica un recurso de 20 millones de pesos por un año de trabajo.

Hay discrepancias en los recursos invertidos y en la población beneficiada. Ni en eso se ponen de acuerdo estado y federación.
Desde hace aproximadamente tres semanas, no hay stents, que son dispositivos que se emplean para desobstruir las arterias que llevan la sangre al corazón, motivo por el cual se sabe que al menos cinco pacientes no fueron admitidos en Código Infarto. ¿Qué fue de ellos? no sabemos.
Los millones de pesos invertidos en equipamiento, los salarios de los cardiólogos intervencionistas, más nueve enfermeras especializadas en 3 turnos de trabajo, y demás gastos de mantenimiento, son cerca de 2 millones de pesos que están costando estas tres semanas sin hacer nada.
Como se filtraron las capturas de pantalla del chat de Código Infarto -canal oficial por el que funciona la comunicación de ese programa- la solución del gobierno no fue corregir las cosas y comprar los stents, no. Lo que hicieron fue ordenar el uso de claves para no dejar evidencia en el chat del no funcionamiento del servicio.
Ahora no se pueden escribir cosas como “paciente rechazado” o “no aceptado”. Increíble pero cierto. Y no solo eso. No se pueden quejar -mucho menos decir que dejarán de prestar el servicio como lo hizo el director del Hospital General de Ensenada- porque a los médicos les espera no solo el despido, sino el acoso de las instancias del estado en sus negocios, como la Cespm, Coepris, y el SAT estatal.

Curiosamente, el ahora morenista Fernando Castro Trenti, envió hace dos días un comunicado donde declara que, a través de la Comisión de Salud, aprobó una solicitud para reforzar las campañas de prevención de enfermedades cardiovasculares, con especial atención en Baja California.
“La propuesta, impulsada por el Diputado Federal Fernando Castro Trenti, solicita a la Secretaría de Salud Federal, en coordinación con su homóloga en el Estado de Baja California, implementar estrategias para la detección oportuna y reducción de la mortalidad por enfermedades del corazón. Este llamado se alinea con las acciones que ya se desarrollan en la entidad y con la política de salud y bienestar impulsada a nivel nacional”, precisa el documento.
¿Acaso no sabe el legislador la situación que vive el estado que representa? (lo cual lo dejaría como ignorante) ¿O quiere lo contrario y busca atraer la atención sobre el desastre que está resultado la transición al IMSS Bienestar? (lo cual pone mal a la presidenta y a la gobernadora) ¿O es que no sabía de qué hablar ese día? Sin duda alguien tan colmilludo como él tiene todo un plan detrás de esa declaración.
Su comunicado agrega: “La prevención de enfermedades no solo mejora la salud, sino que también fortalece el tejido social y reduce la vulnerabilidad de sectores con menor acceso a servicios médicos. Esto es seguridad en su sentido más amplio”.
Pues sobre esto, los elevadores del Hospital General de Mexicali siguen sin funcionar, los insumos y medicamentos aún faltan, esos camiones con material de higiene y medicinas, y la “bolsa extraordinaria” que puso Gobierno del Estado, son como aportar un curita a un decapitado.
Las operaciones se reiniciaron, pero ojo: solo cuando la gente compra sus propios insumos, así que atención social, gratuita, y de calidad, nada. ¿Primero los pobres? Los pobres no pueden comprar los insumos que les piden para poder operarlos.
Pagaremos reemplacamiento sí o sí, “ajustan” al alza el predial, sube el precio del agua… ¿Ya se están dando cuenta que con Morena nos sale más caro, o siguen contentos con los recursos de los programas sociales?
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