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La necedad de los abrazos

Por Armando Ríos Ruiz › tabloiderevista.com

Nadie puede hacer nada para evitar que Trump cumpla con uno de los propósitos consignados en sus amenazas: acabar con los narcotraficantes mexicanos. La Presidenta fue advertida de disponer de 28 días para colaborar con acciones en contra, que sean visibles y convincentes. Hasta el momento sólo se ha visto un combate a esas organizaciones de muy escasa importancia.

Ha preferido el enfrentamiento verbal, con advertencias como aquella de ’que nadie se atreva a violar nuestra soberanía’, que desde luego han encontrado oídos sordos en el gobierno de Donald Trump, quien se ha expresado en el sentido de que no está conforme con lo que Canadá y nuestro suelo han hecho hasta el momento. ’No es suficiente ni sostenible por mucho tiempo’, consideró ante el avance del plazo que terminará la semana entrante.

Era previsible que un mes no sería suficiente para demostrar que hay preocupación por sus avisos. Pero, además, ni siquiera parece existir inquietud suficiente en la Mandataria, que parece sola o sin el concurso de los políticos más destacados, más entregados a quedar bien con el que se fue, que con ella. Al fin que no son quienes sufrirán algún deterioro como el que sufrirá ella misma, salvo que las embestidas también los alcancen.

Y por lo que dice el Plan Nacional de seguridad, de cuatro ejes, según la presentación que hizo Omar García Harfuch, el gobierno va exactamente en la misma dirección que la impuesta por el ex presidente macuspano, de tan fuerte presencia en sus lacayos, que nadie puede aceptar que ya no es el primer mandatario. Y por ello, aún obedecido hasta la veneración.

García Harfuch leyó textualmente: ’Continuaremos con la estrategia que inició con el presidente Andrés Manuel López Obrador, de atender la causa. A las familias más vulnerables. Reduciendo la pobreza. Cerrando la brecha de desigualdad y generando oportunidades para que las y los jóvenes tengan acceso a una mejor calidad de vida.

Lo Anterior revela que la estrategia diseñada por Andrés Manuel —y decir diseñada es demasiado, porque eso entraña mucho trabajo y sólo se trata de una ocurrencia— continúa vigente, aunque ya no se mencionen los abrazos. Por ello, La declaración del Secretario General de Gobierno de Sinaloa, Feliciano Castro Meléndrez, tras la visita de los titulares de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y de la Defensa Nacional a esa entidad.

Expresó que la estrategia de seguridad en Sinaloa no cambiará. Como si existiera una y además efectiva. Hemos sido testigo de los casi diarios enfrentamientos entre narcos de la región, que mantienen paralizado al estado, impedidos sus habitantes de ir a sus trabajos y los niños a la escuela, por el temor fundado a ser alcanzados por una bala perdida.

Esta misma expresión, exactamente igual, también pudo ser emitida por algún funcionario del gobierno de Guerrero, igualmente en manos de los grupos de narcotraficantes, que son los que realmente mandan mientras sus dos gobernadores se graban en sus celulares alejados de cualquier función pública y entregados a la ’pachanga’, con artistas famosos.

Lejos de contener resultados aceptables, la actitud de la Presidenta está orientada a provocar al vecino. Sus desplantes bien pueden ser interpretados como retos a quien se sabe y es superior, cuando ella no cuenta siquiera con una honda como la de David, cuando se enfrentó al gigante filisteo.

Todavía hay quien se dedica a exacerbar el ego de doña Claudia, cuando ha dicho: ’Rechazamos categóricamente la calumnia que hace la Casa Blanca al Gobierno de México de tener alianzas con organizaciones criminales’. Un disparate inmenso. Hasta los antípodas hindúes saben cómo está México.

El gobierno de Trump se llenó de funcionarios que han observado los excesos del ex mandatario tabasqueño y no son ajenos a la copia exacta que trata de representar la heredera, a quien sólo le falta mencionar los tacos de chipilín

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