Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Lo extraordinario de lo cotidiano…

El cuerpo y su metáfora

Por Gladys Villalobos*

“Nuestros cuerpos son nuestros jardines; nuestras decisiones, nuestros jardineros”, William Shakespeare, poeta inglés.

Como instructora de pilates y yoga, ambas disciplinas que promueven el Cuerpo Consciente, me sé con la responsabilidad de conducir a mis alumnos de forma saludable, respetuosa y profesional durante las clases. Observar sus cuerpos, sus capacidades actuales, su potencial a desarrollar y promover en ellos la conciencia del cuerpo que habitan. Los invito a observarse. 

“¿Entonces usted siempre está relajada y bien?” me preguntaba con entusiasmo una amable dependienta de Fantasías Miguel al conocer uno de mis oficios. Un rotundo No acompañado de una sonrisa fue mi respuesta. Tras una fluida conversación concluía: uno de los tantos beneficios de la práctica de las disciplinas mencionadas al inicio, es hacerte consciente, responsable de ti.

Observar lo que sucede en mí, digerir los sucesos cotidianos de la forma más saludable posible, aprender a hacer una pausa cuando se requiere, responsabilizarme de mis emociones y atender mis necesidades. Ser objetiva. Observarme. A veces sencillo, otras sumamente complejo, pero la meta es fluir con equilibrio la cotidianidad.

Empecemos por observar lo tangible, el cuerpo. De ahí, hacia adentro. Esa es la consigna en cada clase. Poco a poco, con el paso de lo meses van cayendo sus telones personales que les revelan información, primeros de sus cuerpos y si hay tierra fértil para la introspección, de sus vidas.

Cuando entendemos que el cuerpo compensa y que una lesión de rodilla puede ser generada también por una forma de caminar no saludable, una cadera desalineada o la ausencia de conciencia en mi postura, entendemos que somos entes integrados. Podemos aislar el trabajo muscular, hacer movimientos enfocados a zonas específica pero tarde o temprano, lo que suceda en tus hombros lo sentirán tus lumbares. 

El cuerpo nos brinda esta metáfora. Tenemos diferentes áreas de nuestra vida que atender, cada quién enlista a razón de sus prioridades. Pueden parecer ajenas una de la otra. Al final del día, todas ellas convergen en un mismo sitio: nosotros mismos. 

Pensar que las decisiones profesionales que tomamos no influyen en la vida personal, es una fantasía. Que los asuntos no resueltos de la infancia no influyen en la vida adulta, es una fantasía doble. Que nuestras decisiones no impactan nuestras relaciones o que mis pensamientos y actos en lo privado no se manifiestan en lo público, es una irrealidad. Somos un todo, como el cuerpo lo es.

¿Alguna vez has considerado que tu dolor recurrente de cabeza puede ser consecuencia de esas plantillas que nunca utilizaste para corregir tu pie plano?

“Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. A ti que lees, valoro tu tiempo.