- Políticas públicas no priorizan ni apoyan al campo mexicano
- Campo mexicano está en crisis y necesita soluciones urgentes
- Urge garantizar precios justos para las cosechas
- Empresas agroindustriales están al borde del colapso
- La disminución de los ingresos agrícolas aumentará los brotes de violencia
CULIACÁN, SINALOA. – La drástica reducción de la producción de maíz blanco en Sinaloa, estado clave en el suministro de este grano a nivel nacional, ha llevado al gobierno mexicano a considerar la posibilidad de importación de maíz transgénico para garantizar el abasto.
Manuel de Jesús Quintero Meza, experto en mercados de granos, advirtió que la baja superficie cultivada este ciclo, estimada en solo alrededor de 200 mil hectáreas frente a las más de 500 mil habituales, provocará un déficit significativo de este insumo esencial para la producción de tortillas y otros alimentos básicos.
Según Quintero Meza, la demanda insatisfecha de maíz blanco será cubierta con importaciones de grano amarillo transgénico proveniente de países como Estados Unidos, Sudáfrica y otras regiones. Esto, a pesar de que el cultivo de maíz transgénico está prohibido en México. “A falta de producción nacional, terminaremos consumiendo tortillas hechas con maíz amarillo transgénico”, lamentó el experto.
La situación refleja una crisis generalizada en la producción agrícola del norte de México. En Sonora, la producción de trigo se ha reducido a la mitad; en Mexicali, Baja California, la siembra de trigo cayó significativamente; y en Tamaulipas, las áreas destinadas al sorgo han disminuido. Para Quintero Meza, estas caídas son resultado de políticas públicas que no priorizan ni apoyan al campo mexicano.
Además del impacto en el abasto de alimentos, el experto advirtió sobre las consecuencias económicas y sociales del déficit productivo. “La disminución de los ingresos agrícolas aumentará los brotes de violencia, ya que muchas empresas agroindustriales están al borde del colapso, lo que dejará a miles de trabajadores sin empleo”, enfatizó. Asimismo, subrayó la urgencia de garantizar precios justos para las cosechas, lo que permitiría a las familias de productores agrícolas mantener su sustento.
Quintero Meza hizo un llamado a los sinaloenses en posiciones de influencia, como Jesús María Tarriba Unger, esposo de la presidenta Claudia Sheinbaum, y Julio Antonio Berdegué Sacristán, secretario de Agricultura, para que redirijan las políticas públicas del sector. “No se trata de ideologías políticas, sino de resultados tangibles. El campo mexicano está en crisis y necesita soluciones urgentes”, concluyó.
La situación en Sinaloa evidencia un problema estructural que amenaza la seguridad alimentaria del país, abriendo un debate sobre el papel de las políticas agrícolas y el impacto de la importación de maíz transgénico en el futuro del campo mexicano.
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