Este año lleno de tempestades no se acaba hasta que se acaba. El 14 de diciembre se dará a conocer la resolución del panel de controversia sobre el maíz transgénico que interpuso Estados Unidos contra México en el marco del T-MEC
Por Luis Miguel González *
Todo indica que México perderá o, mejor dicho, ya perdió. El gobierno recibió el 22 de octubre un resultado preliminar que no le fue favorable, según reconoció Marcelo Ebrard. La Secretaría de Economía respondió el 6 de noviembre con argumentos adicionales.
No sabemos qué efecto tuvieron estas argumentaciones en los miembros del panel. Lo que sí llama la atención es que en el Congreso mexicano se puso pausa a una iniciativa que pretende elevar a rango constitucional la prohibición de la siembra de maíz transgénico en México y la importación de maíz genéticamente modificado para consumo humano.
Faltan tres días para que conozcamos la decisión del panel. Si se confirma que el gobierno de México perdió, será muy importante ver el tamaño de la sanción que se determine. El monto tiene que ver con el daño económico que el demandante haya podido demostrar. De manera extraoficial, se habla de una cifra cercana a 5,000 millones de dólares, porque ese es el monto anual de las compras de maíz que México hace a Estados Unidos. Somos uno de los dos mayores compradores de maíz del mundo junto con China.
A los miembros del panel les corresponde fijar el tamaño de la indemnización y la forma en que esta se debe pagar. En otros litigios comerciales similares, se ha determinado que el pago se haga a través de aranceles. Los bienes gravados pueden corresponder a cualquier sector, no tienen que estar relacionados con el maíz.
¿Cómo reaccionará México? Claudia Sheinbaum ha dado pistas muy claras. Lo dijo el 14 de noviembre: México no cederá en lo relacionado con la prohibición de siembra de maíz blanco genéticamente modificado. En ese tipo de maíz, que se utiliza para consumo humano, México es autosuficiente. Más allá de los argumentos económicos, Sheinbaum se refirió a la protección de la biodiversidad y a la importancia que tiene el maíz para nuestra historia.
¿Qué pasará con Estados Unidos? El tema es clave para algunos estados situados en el llamado Corn Belt: Iowa, Missouri, Nebraska y Kansas. Esa región es la mayor productora de maíz en el mundo y sus productores no están dispuestos a dejar que México les dicte condiciones. Quieren seguir vendiendo los millones de toneladas de maíz amarillo que se utilizan para alimentación animal (78%) y para usos industriales, como la producción de almidones, harinas y fructosa (15%).
El gobierno de México parece estar abierto a dejar que las cosas sigan cómo están en lo relacionado con el comercio del maíz amarillo, pero la controversia es más difícil de resolver en lo relacionado con el maíz blanco. México emitió un decreto en diciembre de 2020 en el que se prohíbe la importación de maíz blanco genéticamente modificado para la producción de masa y tortillas. Ese decreto tenía problemas de redacción, y tuvo que ser modificado en febrero de 2023, reconoció la entonces secretaria de Economía, Raquel Buenrostro. “No quedaba claro lo que queríamos hacer”.
A Estados Unidos no le gusta el decreto del 2020 ni el del 2023. No acepta la prohibición de venta hacia México, porque es contraria a las reglas de un acuerdo de libre comercio. México planteó la defensa de su posición alegando daños a la salud, relacionados con el consumo de alimentos modificados genéticamente. Al parecer, los miembros del panel consideran que no pudo demostrar esos daños con pruebas científicas.
¿Cómo cambia el escenario con Donald Trump? Los estados del Corn Belt son republicanos y muy trumpistas. El próximo presidente sigue en campaña y uno de sus frentes es el comercio con México. Tiene todo para convertir en un espectáculo su apoyo a la exigencia de los productores de maíz para que el gobierno mexicano abra el mercado al maíz genéticamente modificado Made in USA.
¿Qué hará el gobierno de Claudia Sheinbaum? Si se niega a aceptar la entrada de maíz blanco genéticamente modificado, como país tendremos que pagar la sanción que establezca el panel y le daremos argumentos a Trump para seguir diciendo que el T-MEC no sirve o perjudica a Estados Unidos.
Faltan menos de 80 horas para conocer la decisión del panel. Una vez que sea pública, el gobierno mexicano deberá fijar su postura. El margen de maniobra es muy estrecho, entre otras cosas porque el gobierno de AMLO subió la apuesta en el tema y le puso una enorme carga simbólica a este litigio. ¿Habrá cambio o continuidad? El tiempo dirá. Por lo pronto, podemos interpretar la pausa a la reforma constitucional del maíz como una señal de prudencia.
P. S.: ¿Cuánto dinero tiene el Presupuesto 2025 para solventar el resultado de este litigio? ¿Cuántos recursos habrá para impulsar la investigación científica relacionada con el maíz?
* https://www.eleconomista.com.mx/
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