De acuerdo con cifras del INEGI y el Banco de México, cuatro de los cinco principales indicadores que evalúan la confianza de los hogares mostraron caídas
Por Daniela Simón
La incertidumbre económica global y la persistente inflación han cambiado los hábitos de consumo en México, donde el 50% de los consumidores priorizan la compra de productos básicos para enfrentar los desafíos financieros actuales. Este comportamiento refleja la creciente preocupación por hacer rendir el dinero ante un panorama económico incierto.
La digitalización también ha influido en el comportamiento del consumidor, con un 8% realizando la mayoría de sus compras en línea y un porcentaje similar utilizando redes sociales como nuevo canal de adquisición. Aunque estos números aún son bajos, reflejan una transformación que avanza lentamente.
En este contexto, la economía mexicana enfrenta un desafío significativo: la búsqueda constante del equilibrio entre satisfacer necesidades básicas y adaptarse a un entorno económico cambiante.
Las decisiones de compra de los mexicanos ya no solo responden a deseos o preferencias, sino a una reflexión profunda sobre el impacto de cada peso gastado en sus hogares.
Consumidor mexicano
pierde confianza ante la incertidumbre económica
La confianza del consumidor en México ha mostrado un retroceso reciente, afectada por la percepción de incertidumbre económica tanto a nivel personal como nacional.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Banco de México (Banxico), cuatro de los cinco principales indicadores que evalúan la confianza de los hogares mostraron caídas.
El rubro que mide las expectativas sobre la situación económica futura de los hogares sufrió una de las mayores bajas, reflejando el pesimismo sobre el poder adquisitivo a corto plazo. Además, las percepciones sobre la economía del país, tanto en su situación actual como a un año, también disminuyeron.
En particular, la capacidad para realizar compras de bienes durables como electrodomésticos o muebles se ha visto afectada, lo que refleja cautela entre las familias mexicanas en sus decisiones de consumo. Esta tendencia refuerza un panorama en el que las prioridades se centran en cubrir necesidades básicas en lugar de gastos discrecionales.
Por otro lado, la percepción del empleo y la posibilidad de ahorrar a futuro también cayeron significativamente, lo que evidencia una mayor preocupación sobre la estabilidad económica en los próximos meses.
A pesar de este contexto, algunos indicadores aislados relacionados con la compra de bienes mayores, como autos o vivienda, mostraron ligeras mejorías, lo que podría ser un indicio de mayor optimismo en ciertos segmentos de la población.
Sin embargo, el panorama general refleja que la confianza sigue siendo limitada debido a las condiciones económicas internas y la incertidumbre global.
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