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Segovia: del milagroso San Frutos, a Machado y Serrato

Por José Antonio Aspiros Villagómez

Cada 24 de octubre, San Frutos congrega en la catedral de Segovia, España, a los habitantes del lugar para presenciar un fenómeno del que ni el guía que este año nos llevó a esos rumbos, ni nuestras pesquisas en otras fuentes, pudieron aclarar cómo ocurre. Tampoco pudimos encontrar el nombre completo de ese santo, cuyos hermanos Engracia y Valentín también fueron beatificados.

San Frutos Pajarero -como le llaman- fue un ermitaño nacido en Segovia en el año 642 d.C. durante el periodo visigodo, y su estatua con un libro en la mano se encuentra en una puerta de la catedral de Segovia, que es donde este 24 de octubre se reunirá la gente para esperar que ese patrono de su ciudad cambie la hoja del libro de los tiempos y siga la vida. Porque, si no lo hace, se acabará el mundo.

En la noche de esa fecha tiene lugar el tradicional Milagro del Paso de la Hoja y luego la asociación local de cocineros ofrece sopa de ajo a los asistentes. Al día siguiente, 25, es entonado dentro de la catedral el villancico a San Frutos que data del siglo XIX, se da lectura a un Romance en la Plaza Mayor y se nombra  un Amigo del santo. La parte lúdica incluye exposiciones de setas y hongos, un espectáculo de pájaros cantores y la degustación de un dulce tradicional que ofrecen los pasteleros segovianos.

De todo eso, lo único que nos tocó conocer fue la estatua de San Frutos y “escuchar” a través de nuestro ángel de la guarda, quien tomó apuntes, parte de lo aquí descrito. Pero la curiosidad nos llevó a indagar que ese personaje vivió 73 años y, junto con sus hermanos, pasaron la vida como ermitaños en cuevas naturales y después en una ermita (cada uno hizo la suya, muy separadas entre sí), dedicados a estar en la soledad, la penitencia y la oración.

Antes, Frutos y sus hermanos menores habían repartido entre la gente pobre los bienes heredados de sus padres, que eran miembros de una familia pudiente que descendía de patricios romanos muy religiosos. Cuando este santo murió, lo sepultaron en la ermita y más tarde –nos dice un relato de Mercedes Montoya y Ana Marqués en el sitio vidaascendente.es—Engracia y Valentín fueron “decapitados por los sarracenos”.

Los restos de los tres fueron trasladados en el siglo IX a la antigua catedral de Segovia, donde se perdieron. A San Frutos se le atribuyen cuatro milagros que los escépticos calificarían de inverosímiles, tres en vida y uno posterior a su muerte, todos ellos en la zona donde hizo su ermita, la cual en el siglo XII fue reemplazada por otra a la que acuden en romería los creyentes cada 25 de octubre.

Históricamente, la vida de San Frutos transcurrió cuando los musulmanes invadieron Segovia y los cristianos huyeron rumbo a su ermita en busca de protección. De acuerdo con información de la propia catedral (catedralsegovia.es), la irrupción musulmana se inició con el desembarco de Tarif ben Malluk en la isla de Tarifa. “La división civil y política, y el enfrentamiento entre los reinos visigodos de la Península Ibérica, hicieron que sucumbieran rápidamente a la invasión”, y cuando murió San Frutos en el año 715, Segovia ya se encontraba bajo control islámico.

Todo este relato le da un gran valor agregado al amplio recorrido que hicimos por la catedral de esa ciudad antiguamente llamada Segontia y que pertenece a la comunidad de Castilla-León y fue habitada por el pueblo celta de los arévacos, luego llegaron los romanos (siglo VIII) y la llamaron Hispania o lugar de los conejos, después los visigodos sacaron a los romanos, que estuvieron ahí hasta que se produjo la invasión musulmana.

De acuerdo con la información del guía que nos acompañó desde Madrid, esta catedral data del siglo XV y es la última de estilo gótico levantada en toda Europa. Forma parte de los puntos que toca la romería hacia Santiago de Compostela, y por eso su interior tiene amplios pasillos que permiten la circulación de los feligreses y los peregrinos.

Otros lugares de Segovia que conocimos, fueron el acueducto del que sólo son visibles ocho de sus 16 kilómetros de extensión, y sigue por debajo a partir de la Casa de los Picos, llamada así por su fachada con picos de granito y que también se conoce como “la casa del judío”, y en la actualidad es sede de la Escuela de Arte y Superior de Diseño.

Vimos, solamente desde el exterior, el Alcázar de donde salió Isabel la Católica para ser proclamada reina; también fue donde se casaron Felipe II y Ana de Austria, e inspiró al dibujante estadunidense Walt Disney para crear el castillo de su película de dibujos animados ‘Blanca Nieves’.

La casa-museo donde vivió el poeta Antonio Machado entre 1919 y 1932 no la conocimos a pesar de que se encuentra en el centro de la ciudad, en la calle de los Desamparados. El autor de ‘Proverbios y cantares’ que después le oímos interpretar a Joan Manuel Serrat, estuvo en esa pensión mientras impartió clases de francés en el Instituto General y Técnico de Segovia. Machado murió hace 85 años, el día de su cumpleaños 85 (22 de febrero), en Colliure, Francia, donde se encuentra sepultado, mientras que San Frutos seguirá en Segovia dando vuelta a la hoja de su libro cada noche del 24 de octubre para que el mundo no se acabe.