Madrid, (EFE).- Promover una nueva revolución agrícola a través de cultivos que no necesitan fertilizantes químicos es el objetivo del proyecto liderado por el investigador español Luis Rubio, del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, que ha recibido 4,5 millones de la Fundación Gates para su fase final.
Los fertilizantes químicos con nitrógeno revolucionaron la agricultura hace algo más de un siglo, logrando un aumento de la productividad de los cultivos que multiplicó el alimento disponible e hizo crecer la población mundial.
Por el contrario, esos fertilizantes para enriquecer el suelo con nitrógeno, que posteriormente absorbían los cultivos y los hacían más productivos, han dañado el medio ambiente y son de difícil acceso para los agricultores de los países en desarrollo -donde está el hambre en el mundo- por su elevado coste.
Además, el consumo energético que requiere la producción de estos fertilizantes químicos con nitrógeno es desmesurado, explicó en una entrevista con EFE el investigador Luis Rubio, ya que, entre otros, su producción requiere temperatura de hasta 500 grados centígrados.
Y ahí es donde entra, hace doce años, la propuesta científica de Rubio y su equipo: ¿por qué no modificar genéticamente las semillas de los cultivos para que cojan el nitrógeno del aire, donde está de forma natural, para ser más productivos y no necesiten recurrir a un fertilizante químico?
Nace así el proyecto BNF Cereales, de las siglas en inglés de Biological Nitrogen Fixation, que con estos últimos 4,5 millones de dólares (unos 4,1 de euros) para su IV y última fase, suma ya 20 millones de dólares (unos 18,5 de euros) de la Fundación Bill y Melinda Gates, interesada en promover ciencia que resuelva los desafíos de los países en desarrollo.
El equipo se ha centrado en un cultivo: el arroz, fundamental para paliar el hambre en muchos países en desarrollo.
“Nuestro trabajo consiste en darle un código genético al arroz para que produzca una proteína especial que transforme el nitrógeno del aire en nutriente. Ya hemos modificado un componente de esa proteína y ahora necesitamos hacer lo mismo con otro”, explicó Rubio.
En resumen, el objetivo es diseñar un arroz que obtenga nitrógeno del aire para ser un cultivo productivo en lugar de a través de fertilizantes sintéticos.
Y si funciona, extenderlo a otros cultivos, lo que supondría “pasar de la revolución agrícola química a una biológica, en la que en lugar de echar nitrógeno al medio ambiente las plantas lo cogerían de forma natural del aire”, reconoció Rubio.
Liderada por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA-CSIC) y desarrollada en el Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas, BNF Cereales es un esfuerzo de colaboración internacional en el que participan también investigadores de la Universidad Tecnológica de Virginia, en Estados Unidos, y de la Fundación para Investigaciones Biológicas Aplicadas de Argentina. EFE
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