¡Feliz Cumpleaños!
Por Gladys Villalobos*
“Uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida”, nos dijo Chavela Vargas en “Las simples cosas” y nos lo repite cada vez que su música sirve de fondo en tardes de hogar, en momento de soledad, de compañía, en viajes por carretera o noches de amigos. Hay melodías que siempre vienen bien.
Los sitios pueden ser físicos, mentales, emociones o recuerdos. Pueden ser lugares, pueden ser personas, lo cierto es que, en saludable juicio, volvemos a donde fuimos felices, donde nos sentimos bien recibidos, donde sentimos pertenencia, donde sentimos paz, gozo; volvemos a donde tenemos un lazo, cosas en común. Volvemos a donde nos gustó la versión de nosotros, a donde disfrutamos lo recibido y a donde el dar nos nutre.
Un 23 de octubre llegó a este mundo mi amiga Verónica. Una mujer prudente, simpática, ocurrente, curiosa, en ocasiones audaz y en otras temerosa pero siempre tomando valor de donde pudiera. Un buen ser humano y una amiga irremplazable. En constante evolución y permitiéndose hacerse preguntas, hacer preguntas al exterior y buscar las respuestas en su interior.
Con ella aprendí lo que es la voluntad para que los encuentros sucedan. Con ella viví el gozo de la amistad sin expectativas, sin promesas, pero con hechos consumados. Con ella me permití ser todas mis versiones sin juicio, ni prejuicio. Con ella, el estar siempre fluía, sin complicaciones.
Verónica trascendió a otro plano hace dos años y meses. Murió un verano. Hoy valoro Facebook porque gracias a esa función que antes pasaba por alta de “recuerdos”, al menos dos o tres veces al mes me trae al presente algún momento a su lado, alguna publicación de nosotras o alguna frase, de esas que solo nosotras conocíamos el significado.
Con Verónica viví muchos encuentros y muchas aventuras en esta ciudad que ella amaba, tanto como a mi y yo a ella. Nos reímos por toda la ciudad. En una ocasión íbamos tan entregadas a la plática que terminamos en Indios Verdes, la última estación de la línea 3, siete estaciones posteriores a nuestro destino ¿Qué hicimos? Reírnos, salir del metro y explorar la zona. Así era mi Vero querida.
Me reconozco adicta a los encuentros. Ese momento previo, con la emoción desbordada, la confianza de ser bien recibida, de la calidez del vínculo, de la disposición para que suceda. La tranquilidad que otorga el afecto y el sentimiento correspondido. El tiempo entregado al otro, que valoro porque como bien sabemos, es lo único que no podemos recuperar.
“Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. A ti que me lees, valoro tu tiempo.
*Cachanilla de nacimiento, comunicóloga de profesión, amante del cuerpo por vocación. Crecí análoga, me convertí digital. Asesora en Comunicación, Redactora de Contenidos, Fotógrafa. Mi sitio: gladysvillalobos.wordpress.com/
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