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NASA no sabe qué hacer con los astronautas atrapados en Estación Espacial

La agencia evalúa traer a los astronautas de la Starliner en una cápsula de SpaceX

Por Raquel Díaz Herreros *

La reciente actualización de la NASA sobre la situación de los astronautas Barry ‘Butch’ Wilmore y Sunita ‘Suni’ Williams a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) ha dejado claro que la situación es más compleja de lo que inicialmente se pensaba. Los problemas técnicos con la nave Starliner de Boeing, que han retrasado significativamente su retorno, han llevado a la NASA a considerar seriamente la posibilidad de traerlos de regreso a la Tierra en una cápsula Dragon de SpaceX o incluso en una nave Soyuz rusa. Estos escenarios reflejan no solo los desafíos técnicos que enfrenta Boeing con su nave espacial, sino también la capacidad de la NASA para adaptarse rápidamente a las circunstancias cambiantes en el espacio.

A pesar de los esfuerzos continuos de Boeing y la NASA para solucionar los problemas de la Starliner, que incluyen fallos en los propulsores y fugas de helio, los directivos de la agencia espacial han dejado claro que todas las opciones están sobre la mesa. La posibilidad de utilizar una cápsula Dragon de SpaceX, que ha demostrado ser un vehículo fiable desde que comenzó a operar de forma regular a la ISS en 2020, se está considerando seriamente. La misión Crew-9 de SpaceX, que originalmente estaba programada para lanzar cuatro astronautas en septiembre de 2024, podría reducirse a dos tripulantes para hacer espacio a Wilmore y Williams, lo que subraya la gravedad de los problemas con la Starliner y la necesidad de una solución segura para el regreso de los astronautas.

El futuro incierto del programa Starliner

La situación es especialmente delicada debido a los años de retraso que ha sufrido el programa Starliner de Boeing. Desde su primer intento fallido en 2019, donde la nave perdió la orientación en el espacio, hasta la segunda prueba en 2022 que, aunque exitosa en llegar a la ISS, experimentó fallos durante la reentrada, la Starliner ha estado plagada de dificultades. Este vuelo tripulado, lanzado en junio de 2023, era crucial para Boeing, ya que buscaba demostrar que podía ser un competidor viable de SpaceX en el transporte regular de astronautas a la ISS. Sin embargo, los problemas técnicos han hecho que este objetivo esté en duda, y la posibilidad de que los astronautas regresen en una nave de SpaceX podría verse como una derrota significativa para Boeing.

En medio de este «culebrón espacial», como algunos lo han denominado, la NASA ha mostrado cautela y prudencia en sus decisiones. Aunque Boeing se ha mostrado optimista tras algunas pruebas recientes, la NASA ha preferido no precipitarse en anunciar fechas definitivas para el regreso de Wilmore y Williams, conscientes de que cualquier error podría poner en riesgo la seguridad de la tripulación. Los astronautas, por su parte, se han mostrado dispuestos a extender su estancia en la ISS, contribuyendo activamente no solo a las pruebas técnicas, sino también a la toma de decisiones críticas que podrían definir el futuro del programa Starliner.

Finalmente, la situación actual de Wilmore y Williams subraya los riesgos inherentes a las misiones espaciales y la necesidad de estar preparados para escenarios imprevistos. A medida que la NASA y sus socios comerciales, como Boeing y SpaceX, continúan avanzando en sus programas de exploración espacial, este episodio sirve como un recordatorio de que incluso las tecnologías más avanzadas pueden fallar, y que la flexibilidad y la capacidad de adaptación son esenciales para el éxito y la seguridad en el espacio. La decisión final sobre cómo regresarán estos astronautas a la Tierra será un testimonio de la capacidad de la NASA para gestionar estos desafíos en un entorno de alta presión.

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