A razonar el voto
A casi seis años de iniciado el gobierno de la 4T de Andrés Manuel Lopez Obrador, el jefe de la nación continúa con su cantaleta mañanera de culpa ajena, pero sin ningún avance en la solución de los problemas que, en su campaña identificó, asegurando los atendería y resolvería.
Desde entonces a la fecha, los productores agrícolas de la zona norte del país, aquellos que hicieron castillos en el aire, encandilados por los espejitos que, Andrés Manuel Lopez Obrador, les mostró a lo largo de 18 años de constante campaña de proselitismo, son los más arrepentidos y desilusionados.
Por principio de cuentas, la Secretaría de Agricultura modificó su objetivo principal y sus acciones se encaminaron al supuesto desarrollo social, a través de la entrega de apoyos, dizque para el bienestar de las familias, las que continúan viviendo las penurias de siempre.
La nueva Secretaría de Agricultura y Desarrollo Social, se ha dedicado, al igual que los programas “sembrando vida”, entre otros muchos, a la distribución de recursos del erario, lo que ha servido, según datos oficiales, para el desvío de dineros, simulando beneficiarios, con nombres ficticios
En campaña y ya como presidente, Lopez Obrador, engaño y continúa haciéndolo, con los mitos de la gran corrupción en los pasados sexenios, arremetió en contra los expresidentes, amenazó con enjuiciarlos y meterlos a la cárcel y ellos ahora, caminan campantes, como la imagen de Johnnie Walker.
Lopez Obrador destaco una supuesta corrupción en la CONASUPO y toda la estructura de apoyo a la comercialización de las cosechas de granos básicos y le dio vida a Segalmex, a cargo de Ignacio Ovalle, pero resultó que, todas sus acciones han sido obscuras y la corrupción ha sido el principal ingrediente de su operación.
Segalmex tiene un quebranto de alrededor de 20 mil millones de pesos y su director, también como la imagen del whisky escocés, debido a que el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador, asumiendo poderes unipotentes y al margen constitucional, lo exonero, afirmando que había sido engañado por malos funcionarios.
El mayor descaro presidencial ha sido la confesión de que, tres de sus asesores de confianza, le respondieron que la continuidad del nuevo aeropuerto de la ciudad de Mexico, en Texcoco era viable y debía de continuarse.
Revelo que, en la noche decidió consultar al pueblo, sabio y bueno, para luego tomar la determinación de cancelarlo para construir el AIFA, sin importar el daño económico a las finanzas de la nación.
Pero súmele el proyecto de la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y otros proyectos declarados por el presidente como obras de seguridad nacional, para no informar de su inversión real, si de sus resultados.
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