Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

La política me da risa…

¡Yo soy la Constitución!

  • El Presidente López Obrador otra vez lanza un petardo electorero para apantallar a sus huestes
  • Su paquete de 20 reformas constitucionales no sólo es inviable… ¡Es un verdadero disparate jurídico!
  • Al no contar con la mayoría calificada en ambas cámaras todo quedará en una carta de buenos deseos

Por Yazmin Alessandrini

PAN CON LO MISMO. – Para el Presidente López Obrador primero soy yo, luego soy yo y al final soy yo. Él es el Estado. Él es el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, aunque este último poder aún sigue de pie, resistiendo al permanente bombardeo presidencial. Yo soy el Comandante Supremo y yo soy el Gabinete (el legal y el ampliado). Yo legislo, yo decreto, yo ordeno y yo informo. Yo quito, yo pongo, yo cambio. Yo soy el pueblo bueno y sabio. Y con su alarde más reciente de presidencialismo omnipotente, ayer lunes desde Palacio Nacional, donde presentó una veintena de reformas a nuestra Carta Magna a manera de legado postsexenal, le envió un clarísimo mensaje tanto aquellos que lo apoyan y lo veneran como a los que se le oponen: ¡Yo soy la Constitución! Así son nuestros líderes en los tiempos estelares de la llamada 4ª Transformación.

PERCEPCIÓN ES REALIDAD. – Siendo sinceros, no sorprende que el autoproclamado enemigo número uno de la politiquería se aproveche de todo el aparato del Estado para hacer lo que mejor sabe hacer: Politiquería. Y es que esos son los terrenos en los que mejor se sabe desenvolver el López Obrador. Por eso, desde el 1° de diciembre de 2018, fecha en la que le fue calzada la banda presidencial en el pecho, al día de hoy, mil 893 días después, el tabasqueño sólo se ha movido entre promesas de campaña y espejismos. Él mismo lo reconoció apenas fue declarado presidente electo, tras alzarse con la victoria en las urnas en la votación del 1° de julio del 2018: “Una cosa es lo que se promete estando en campaña y otra cosa muy distinta es lo que se hace en realidad ya estando uno en el poder”. Por eso la gasolina jamás bajó a 10 pesos el litro, por eso el Ejército jamás regresó a sus cuarteles, por eso los narcotraficantes jamás cambiaron sus fusiles de alto calibre por tractores, por eso nuestro sistema de salud jamás clonó al de Dinamarca, por eso las cifras de homicidios violentos jamás disminuyeron, por eso… por eso… por eso…

CARICATURA DE ESTADISTA. – Obviamente, el Presidente López Obrador tenía que haber elegido una fecha de alta significancia para los mexicanos para presentar su gran puesta en escena. Por eso eligió el 5 de febrero, el día de la Conmemoración de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, para ponerse por encima de ella como gran protagonista. Sin embargo, analizando someramente su presunción, la cual presentó en un paquete de una veintena de iniciativas de reforma, la realidad es que en lo concreto y en lo tangible se ve prácticamente imposible que éstas se puedan concretar. En principio de cuentas porque don Andrés no cuenta con la mayoría calificada en ambas cámaras (diputados y senadores). Además, poniéndonos estrictos, muchas de éstas son verdaderos disparates hablando en términos de jurisprudencia. En pocas palabras, se trata nada menos que de un verdadero petardazo electorero cuya única intención es apantallar con el petate del muerto millones de potenciales electorales, sobre todo aquellos que aún no definen la preferencia de su sufragio. Cierto, al Presidente le asiste la razón cuando afirma que durante los 36 años del periodo neoliberal no hubo reforma constitucional alguna que beneficiara directamente a “Juan Pueblo”. Pero lo que él está proponiendo tampoco lo beneficia y mucho menos fortalece ideales y principios relacionados con el humanismo, un término al que el tabasqueño constantemente hace referencia en su retórica, pero el cual jamás ha puesto en práctica.

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