Por Orfalinda Hinojosa Elizalde
Mexicali, Baja California: tierra ardiente propicia para la producción algodonera, cobijó a hombres y mujeres fuertes que dieron paso a lo que hoy es el valle y la ciudad.
Con la promesa de una vida mejor, la familia de don Abel Gaspar Sánchez, dejó atrás San Carlos Coahuila, para recorrer durante 5 días en un camión de redilas un camino que los llevaría a su destino: CD. Morelos en el valle de Mexicali.
Con la noticia de que el General Lázaro Cárdenas les daría tierras en la Baja California, decidieron empacar más que sus pertenencias: la esperanza de tener un mejor trabajo, ahí, en el desierto abrazador una tierra agreste.
Así, con las inclemencias propias del desierto, Abel crece cobijado de una familia numerosa -integrada por Don Crescenciano Gaspar Cruz Y Doña —-maría de Jesús Sánchez Quevedo- y llena de amor, que lo forjó como un hombre responsable y apegado a valores del campo y su familia.
Gracias a que, si papá, el señor Crescenciano Gaspar Cruz, hombre de valores, inculcó en a Abel y a sus hermanos, – Gerónimo, Dolores, Crescenciano, Amparo, Baltazar, José Ignacio, Luz María, Miguel Ángel y Soledad- el amor y devoción a la tierra, siendo esta, su actividad de vida.
Pasados los años, y luego de mucho esfuerzo y trabajo constante, gracias a su empeño, tuvo la visión junto con otros productores agrícolas del valle de Mexicali, incursionar en la agroindustria, con la creación de la empresa algodonera AGINSA, formada en 1963 por el Señor Abel, su hermano Crescenciano, Juan Buenrostro Guerrero, Guadalupe Navarro, Ángel Valencia, Agustín Zárate, Rafael Ortega y José.
Tiempo después, en la Colonia Pólvora, se instala “Algodonera Cachanilla”, para luego trasladarla al poblado Vulcano, sobre la carretera Mexicali- San Luis, Río Colorado Sonora, en donde se dedicaron a la producción de algodón hasta ahora, complementando la actividad, con la adquisición de la empresa despepitadora del Grupo Esteve, con ello, se convirtieron en los primeros productores de fibra de algodón en el valle de Mexicali.
Distinguido por un carácter fuerte ante la adversidad que se presentó en el valle con el ataque de la mosquita blanca en 1991, misma que arrasó los cultivos locales, principalmente el algodón, el señor Abel, impulsado por su firmeza, mostró su entereza al ser la única empresa agrícola que continuó con su trabajo, lo que lo distinguió como un líder en el valle, al mantener el desarrollo económico en la localidad.
Hoy, se cierra una gran página de la historia algodonero en el valle de Mexicali, con la vida y trabajo del señor Abel Gaspar Sánchez. Recordaremos siempre su ejemplo y esfuerzo.
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