Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

El secuestro de Adán Augusto

Por Raúl Rodríguez Cortés

Primera de dos partes

Que Adán Augusto López Hernández está prácticamente secuestrado por dos de sus más cercanos colaboradores, es la versión que se ha vuelto comidilla en el equipo de campaña del exsecretario de Gobernación y los de las otras “corcholatas”.

Se trataría de dos personajes, un hombre y una mujer que -aseguran amigos del aspirante- lo mantienen encapsulado: Arturo Ávila Anaya y Andrea Chávez. Nada entra a la burbuja donde lo tienen metido si no pasa antes por su supervisión.

Y es que Adán Augusto, acaso por su novatez en estas lides, le soltó a esta pareja el manejo de la estrategia y la logística de sus recorridos en busca de la candidatura presidencial, marginando a cuadros más experimentados y capaces.

De pasado priista como tantos en Morena, Arturo Ávila Anaya es un empresario del ramo de la seguridad, especializado en el blindaje de vehículos militares y civiles, y presidente de la empresa IBN Industrias Militares, con socios en Israel (Plasant) y Ucrania (ND Group de Leonid Pashkevych), de acuerdo con datos de Forbes.

Su incursión en la política lo ha llevado a ser diputado federal, candidato de Morena a la presidencia municipal de Aguascalientes y aspirante a la candidatura guinda por el gobierno de la entidad, donde por cierto estuvo Adán Augusto el martes pasado y se refirió a Ávila Anaya como un “hermano”.

Éste, a su vez, comentó sobre el rechazo del exsecretario de Gobernación de los cinco millones de pesos ofrecidos por Morena para financiar los recorridos de las “corcholatas”, dijo que Adán Augusto está poniendo dinero de su bolsa y comentó que simpatizantes como él seguramente aportarán lo necesario para el financiamiento.

Ávila Anaya se incorporó el 11 de octubre pasado al equipo del entonces secretario de Gobernación como director general de la Unidad de Enlace (con gobernadores y munícipes). En abril anterior hizo público su respaldo a la “corcholata” tabasqueña para liderar el movimiento “Ahora es Adán” y coordinar a sus Coordinaciones Estatales. Le toca, pues, fortalecer la estructura de apoyo a las aspiraciones “adanistas”.

Pero el cumplimiento de esa tarea colisiona con la encomendada por Adán Augusto al exdirigente nacional del PRD y exgobernador de Michoacán, Leonel Godoy como coordinador nacional de delegados políticos. Se trata, al parecer, de una lucha por el control nacional de la campaña del también exgobernador de Tabasco.

El otro personaje, le decía, es la diputada federal de Ciudad Juárez con licencia, Andrea Chávez Treviño. Dicen los que saben de las “grillas” morenistas que primero intentó incorporarse al equipo de Claudia Sheinbaum pero que nada más no la dejaron pasar. Fue así qué Arturo Ávila Anaya la llevó al equipo de Adán Augusto.

De 26 años -la diputada más joven de la actual legislatura-, Chávez Treviño renunció a la Secretaría de Comunicación de Morena para asumir tareas similares en el equipo de campaña del exsecretario de Gobernación, siempre de la mano del polémico consultor español Abraham Mendieta.

La dupla entró en colisión con el subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos, César Yáñez, inseparable de AMLO durante años y que con creces le ha demostrado que sabe de comunicación política. Pero las diferencias “irreconciliables” con Andrea Chávez Treviño llevaron a la salida de Yáñez de la campaña de Adán Augusto.

El asunto no fue bien visto en Palacio Nacional. López Obrador acabó por enterarse que el equipo de Adán Augusto había sido más que agresivo con Yáñez y no sería descabellado pensar que eso fue lo que orilló a que el presidente no dejará la titularidad de la SEGOB a un cercano de su paisano y la entregara a Luisa María Alcalde, un cuadro morenista totalmente identificado con otra “corcholata”, Claudia Sheinbaum.

No se sabe a ciencia cierta si fue en esa dinámica que Andrea Chávez ha viajado a España (¿comisión o discreto mutis?).

Mientras, en otras esquinas, también hay acomodos que por lo menos hacen levantar la ceja. Ebrard perdió lo que había ganado cuando sus presiones prácticamente obligaron la renuncia de los aspirantes en aras del “piso parejo”, al proponer crear la semana pasada la secretaría de la defensa de la 4T y en un hecho de lambisconería extrema ofrecerle encabezarla a Andy, el hijo de AMLO.

Claudia Sheinbaum, por su parte, no se ve cómoda en los recorridos emprendidos por la república, no acaba de digerir el que tuviera que renunciar a la jefatura de Gobierno de la CDMX y parece darle la vuelta al debate con las otras “corcholatas”.

Vayan, en fin, dos preguntas: ¿será cierto que el excandidato presidencial priista José Antonio Meade ha accedido a apoyar la campaña de Marcelo Ebrard (por lo pronto y por lo menos con su comunicador Eduardo del Río) y que Julio Scherer Ibarra, exconsejero Jurídico de AMLO del primero de diciembre de 2018 hasta que renunció el 2 de septiembre de 2021, es el verdadero coordinador general de la campaña de Claudia Sheinbaum?

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Continuará segunda y última parte