La Asociación Nacional de Productores de Maíz de Estados Unidos (NCGA, por sus siglas en inglés), aseguró que el grano transgénico es apto para consumo humano y no humano, ya que no existen razones científicas que lo demuestre y aseguran que prohibir su importación a México elevaría el precio de ese grano.
“Décadas de ciencia demuestran que el maíz biotecnológico es seguro para nosotros”, sostuvo. Afirmó que los agricultores cultivan maíz biotecnológico, certificado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y por organismos reguladores de todo el mundo.
Entre algunas de las ventajas para su consumo, mencionó que eleva la productividad, ahorra dinero, reduce el uso de insecticidas y de las emisiones de carbono.
Dicha tecnología también permite a los agricultores de maíz plantar semillas resistentes a condiciones meteorológicas severas causadas por el cambio climático, añadió.
Así lo expresó la NCGA en una carta dirigida al Presidente de Estados Unidos, Joe Biden el pasado 14 de diciembre del 2022.
Bajo ese argumento, la Asociación Nacional de Productores de Maíz en Estados Unidos ejerce presión a su gobierno y avanza en instancias legales en las negociaciones con México para que se acepten las exportaciones de maíz transgénico para consumo humano, pecuario e industrial al país y que se eche atrás el decreto del gobierno de México con fecha del 31 de diciembre de 2020, mediante el cual se establece la prohibición de la importación del maíz transgénico.
Advirtió que, desde la perspectiva de los agricultores estadounidenses, esta determinación viola las disposiciones de biotecnología del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Reiteró que, aunque el objetivo del gobierno mexicano es proteger la salud de la población y el ambiente, no existen razones científicas que den argumentos válidos contra los acuerdos definidos en el T-MEC.
Este maíz genéticamente modificado es el mismo que se usa en la alimentación de los estadounidenses ya sea como tortilla o a través de cereales, snacks o aceites, entre otros.
Ante ese panorama, el director de políticas públicas de la Asociación de Productores, Angus Kelly, dijo que el problema de fondo es que representantes de los agricultores en Estados Unidos buscan un panel de solución de controversias en el marco del T-MEC ante la falta de sustento científico de la posición mexicana.
Lo anterior traería consecuencias dañinas para México advirtió el representante de este grupo de más de 300 mil granjeros de Estados Unidos, al recordar que la NCGA comentó “hay una clarísima violación del T-MEC, estamos instando a la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR) a que establezca un panel de disputa”.
Según la NCGA, estudios publicados muestran que los precios del maíz aumentarían 19%, los de la tortilla 16% y el PIB del país se reduciría en 19 mil millones de dólares en 10 años.
Por eso, reiteró que la prohibición también afectaría negativamente a México, porque podría provocar un aumento de la inseguridad alimentaria en el país, especialmente entre la clase trabajadora, para la cual el maíz es un alimento básico.
Ante la presión, comentó que, en una visita reciente de la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, a Washington, propuso a Estados Unidos aplazar el decreto de 2024 a 2025. Aunque respecto a la importación de transgénicos, el gobierno de México mantiene su posición “nosotros fuimos muy claros en que no podemos permitir el maíz de importación, que es transgénico para el consumo humano”.
Pero el Presidente de México insiste en que “estamos buscando la forma de que ellos entiendan —Estados Unidos— que una cosa es lo mercantil, la ciencia que permite mayor productividad, y otra cosa es la salud, y que, si se tiene que decidir entre la salud y el mercantilismo, nosotros optamos por la salud”. Sin embargo, científicamente no se ha demostrado que el maíz transgénico, en la cantidad aprobada por las autoridades sanitarias, tenga afectaciones para la salud.
Lo cierto, sentenció la NCGA, es que la negativa podría traer graves consecuencias económicas para los dos países.
El director de Grupo Consultor de Mercados Agropecuarios (GCMA), Juan Carlos Anaya, celebró el tiempo que se han dado las dos administraciones para encontrar soluciones al considerar que “la realidad es que ambos países requieren de este acuerdo comercial: en México la producción nacional de maíz no ha crecido, y para Estados Unidos, México es su principal cliente”.
El analista precisó, además, que desde hace mucho tiempo los productores mexicanos prefieren comprar el grano de Estados Unidos en lugar de adquirirlo en el mercado nacional porque hay una mayor oferta disponible y menores costos de transporte: “Es mucho más barato mover maíz de Estados Unidos a Veracruz, Tamaulipas o Yucatán por barco, que mandarlo por camión desde el Bajío o Sinaloa”.
El análisis del GCMA concluye que el transporte de maíz importado puede ser hasta tres veces menor que el traslado del grano doméstico.
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