Es la hora de los ciudadanos
Por Dlf Redacción
Hay instituciones en el ordenamiento constitucional que son fundamentales para el desarrollo de la nación, de tal forma que no están al arbitrio de los partidos políticos ni de los gobernantes en turno, sino que dependen de las leyes que garantizan su función en bien de todos los ciudadanos. En otras palabras, son instituciones del Estado Mexicano y no del gobierno mexicano.
Un ejemplo claro de esta clase de instituciones es el Instituto Nacional Electoral, el INE, que, por mandato de nuestra Constitución, gracias al esfuerzo de muchos mexicanos admirables, desde hace más de 25 años goza de autonomía ante el gobierno y está protegido por el Estado mexicano en su funcionamiento para el bien de todos los ciudadanos.
Gracias a esta institución hemos ido avanzando en la vida democrática de nuestro país, contando con procesos electorales transparentes, confiables y pacíficos, en la renovación de los cargos de elección popular. No solo tiene una alta aceptación ciudadana, sino también un merecido prestigio internacional.
Nada justifica la campaña difamatoria en contra del INE, ni tampoco se comprende la iniciativa de Reforma Constitucional en Materia Electoral que ha promovido el Ejecutivo, mediante la cual pretende debilitar su autonomía y cambiar su estructura, poniendo en riesgo nuestra incipiente democracia y las libertades que hemos conquistado como nación mexicana.
Por ello se han pronunciado en contra de esta iniciativa de Reforma todos los partidos de oposición que ya preparan el debate en el Congreso para defender al INE, de la misma forma se han manifestado las voces de la sociedad civil organizada en todos los ámbitos de la sociedad y, debemos destacar también, la intervención de la Conferencia del Episcopado Mexicano que ha expresado su franca preocupación en su Mensaje al Pueblo de México, considerando que esta iniciativa constituye un agravio a la vida democrática del país.
Esta es la hora de los ciudadanos, no basta con las declaraciones de grupos organizados y de instituciones en general, debemos reconocer también la importancia de la expresión pública de millones de ciudadanos que se manifiestan de manera libre y pacífica para hacer ver su compromiso con el país que estamos construyendo juntos.
Salir a las calles, reunirse en las plazas, marchar por los pueblos y ciudades es hacer visible al principal protagonista: el ciudadano. Todos somos parte de México, todos nos identificamos con nuestra historia y cultura, todos trabajamos por un mejor país.
Defender una institución que garantiza la democracia, es defender la libertad de expresión de cada ciudadano, la posibilidad de pensar de muchas maneras diferentes, sin romper la unidad y la armonía social, la capacidad de expresar nuestras diferencias políticas, respetándonos mutuamente, sin caer en la división ni la polarización que puede destruir, desde dentro, a toda una sociedad.
Conservemos el derecho de manifestar en paz nuestras convicciones y la responsabilidad de defender juntos el país que todos queremos.
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