Por César Villalobos López
Podríamos considerar que: “en tierra de ciegos, el tuerto es rey”, porque nuevamente aparecen, para el valle de Mexicali, varias opciones, sin faltar una que otra maravillosa, para impulsar la siembra de sorgo de grano, “malo maiz” o “milo maiz”, como lo llaman algunos agricultores.
Cuando escuchamos a promotores o expositores de proyectos maravillosos para siembras en grandes superficies, con industria de transformación para dar valor agregado a las cosechas, o su comercialización al exterior y hasta la instalación de agro parques, de inmediato, nuestra mente nos lleva a un pasado reciente.
Sin embargo, las fantasías son positivas porque generan nuevas esperanzas, principalmente para aquellos marginados de los créditos por las carteras vencidas que arrastran, de las cuales culpan a la voracidad de las empresas habilitadoras, a las tranzas de centros de acopio, olvidándose de la desviación de cosechas para no pagar el crédito de avío.
También voltean sus ojos y levantan los brazos al cielo los agricultores que han hecho, de la recepción del crédito y no sembrar, una cultura, con la esperanza de colarse en los nuevos programas y tener acceso a recursos económicos.
Pero lo que olvidan los promotores de los grandes proyectos, por ejemplo, para la siembra de las superficies a las que aspiran, es la disponibilidad de tierras con características apropiadas para el cultivo de que se trate, que cuenten con la infraestructura hidroagrícola y disponibilidad de agua para su riego.
Para el cumplimiento de los contratos tiene que ser en forma individual, por la resistencia del agricultor a la asociación u organización económica.
No hablan de condiciones de precios para la comercialización ni de la forma de cómo le garantizaran el pago de la cosecha al productor.
Los promotores ilusinadores mencionan mega proyectos de transformación industrial, sin hacer mención del cumplimiento de la normatividad que requieren cumplir de las entidades de los gobiernos federal, estatal y municipal.
Del origen de los recursos, ni hablar, “top secret”
No mencionan si los productores, proveedores de la materia prima, como en el caso de la industria para producir etanol, serán socios del proceso de transformación.
Recordamos cuando siendo dirigente de la Confederación Nacional Campesina, Celestino Salcedo Monteon -QEPD- promovió la siembra de maiz junto con funcionarios del FOCIR, para proveer de materia prima a la planta de Maseca.
Los participantes firmaron como socios para la obtención del financiamiento, no recordamos el monto, de una entidad descentralizada del gobierno federal, pero en realidad nunca figuraron como tales en el Consejo de Administración, solo comercializaron sus cosechas a la empresa.
Cuando los proyectos se magnifican, como lo hizo el ilusionista economista y exganadero sonorense, Héctor Haros Encinas, desde su juguete, la Secretaría del Campo y Seguridad Alimentaria, con la venia del gobernador Jaime Bonilla Valdez, surgen muchos espontáneos para promocionarlos y hasta los defienden, si conocer el trasfondo, menos lo intereses de los promotores.
Así hemos tenido en el valle de Mexicali grandes ocurrencias de aves de paso que sacan provecho, o cuando menos llaman la atención, sin ningún beneficio para los agricultores que participaron o esperan participar de ellos.
Ejemplos, la remolacha que, inexplicablemente y sin conocer su ubicación, en el valle de Mexicali, teóricamente existe un molino para procesarla y elaborar azúcar. Nadie sabe quién recibió el dinero, pero el gobierno federal subastó la planta fantasma.
Otro fallido proyecto, el de supuesto financiamiento cacareado por el diputado Salvador Minor Mora, con el supuesto visto bueno del gobernador Bonilla y la intervención de Haros Encinas.
O que decir de las promesas del senador José Narro Cespedes, ante la gobernadora Mariana del Pilar Avila, para resolver el problema de las carteras vencidas con borrón y cuenta nueva, cuando al inicio de la administración se había pronunciado por una revisión casuística, para conocer el origen de cada adeudo y darle el tratamiento adecuado.
Ello sería por conducto del proyecto del Plan de Ayala que culminó como proyecto político, con directivos grillos, sin reconocimiento de los productores, incluyendo a Eduardo Cota, exfuncionario del RAN, quien ahora trae problemas legales.
También se trata de revivir la posibilidad de exportar sorgo a la república de China, aprovechando un convenio de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural que, desde hace tiempo, usufrutuan los agricultores tamaulipecos.
En esas dos opciones, la de transformación del sorgo a etanol, o la exportación, las esperanzas están en la respuesta de la gobernadora Marina del Pilar Avila, teniendo entendido que esa idea ya la compró, sin ningún, pero, el arquitecto Juan Meléndrez Espinoza, titular de la Secretaría del Campo y Seguridad Alimentaria.
Pero sobre la clasificación de los suelos según su capacidad agrológica que permita valorar las condiciones para explotación agrícola con sorgos, o sobre el historial de las empresas que se mencionan, porque solo se menciona en forma general, sin mencionar nombres, ningún productor o participante en los medios de comunicación, preguntan, solo se dedican a trascribir o a dar como buena la versión del pregonero.
Lo relacionado con la rentabilidad, está en chino, porque no se habla de financiamiento, se carece de paquete tecnológico, se desconoce el costo real y al igual que lo hace Ernesto Cruz con el maiz amarillo, se mencionan buenos rendimientos, pero sin comprobación en todos los suelos.
Lo importante y lo que ignoran todos, es el saber el costo del cultivo, la disponibilidad real, no ficticia, de tecnología, los rendimientos en cada tipo de suelo, disponibilidad de agua y de infraestructura para su conducción, quien, y cuando comprará, a que precio, pero lo más importante como garantizaran el pago al productor, porque podría resultar igual a los programas de producción de trigo para una empresa de cereales que paga a cuenta gotas en base a sus necesidades de molienda.
Mientras tanto, el proyecto del etanol será una ilusión más, similar a la oferta de espejitos.
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