El 99.96 por ciento del millón 457 mil 907 mexicanos que recibió un crédito a la palabra del Gobierno federal al inicio de la pandemia de Covid-19 en México, no ha reintegrado el dinero a las arcas públicas.
La mayoría ni siquiera intentó pagarlo y el boquete financiero es de 33 mil 611 millones 531 mil 563 pesos, sin contar intereses.
La Secretaría de Economía (SE) informó que, del total de deudores del Programa de Apoyo Financiero a Microempresas Familiares, 944 mil 450 no hicieron ningún pago tras los cuatro meses de gracia concedidos; 512 mil 777 han aportado algo, y sólo 680, que equivalen al 0.04 por ciento, lo han liquidado.
Los beneficiarios se habían comprometido a usar el dinero para salvar sus negocios durante la pandemia y pagarlo en un año.
Pero la SE indicó que apenas pudo recuperar 2 mil 836 millones 143 mil 437 pesos de los 36 mil 447 millones 675 mil pesos prestados a una tasa del 6.5 por ciento anual.
El faltante es superior a los 29 mil millones de pesos que tiene asignados este año Sembrando Vida y a todo el presupuesto de la Secretaría de Economía, de 3 mil 586 millones; también es más del doble de todo el presupuesto para pensiones de personas con discapacidad, el cual suma 15 mil 576 millones.
Si bien la SE invita a los deudores a reembolsar el crédito, afirmó que no considera el recurso como adeudo o incumplimiento, pues lo clasificó como un subsidio.
«Tratándose de subsidios, los usuarios no cuentan con obligaciones crediticias», justificó.
«Se espera contar con los reembolsos hasta el mes de diciembre de 2024», agregó.
«El pueblo de México es un pueblo honesto, la gente que recibe un pequeño crédito, una tanda, cumple más que los de mero arriba», dijo López Obrador el 13 de abril, luego de que REFORMA revelara que el 83 por ciento de quienes solicitaron una tanda de 6 mil pesos, a liquidar sin intereses en un año, no cumplió.
En 2020, Noé Moya, un mesero de 45 años que no era candidato al programa Créditos a la Palabra, pues no tenía ningún negocio, pudo acceder al préstamo.
En julio de ese año, ya con la pandemia encima, acudió con un grupo de meseros a pedir apoyo afuera de Palacio Nacional, donde recuerda que platicaron con el subsecretario Hugo López-Gatell.
Unos «muchachos» armaron una lista y primero les repartieron 3 mil pesos y luego los 25 mil del crédito a la palabra.
Compró «chácharas», cargadores de celular, carcasas que vendió en el tianguis hasta que se le acabó el dinero. Ahora, trabaja de guardia en Morelia.
«Yo la verdad sí estoy agradecido con el doctor López-Gatell, con él y con mis líderes, ya si no abrí un negocio fue cosa mía», dijo.
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