Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Entre Los Surcos…

Mario Vindiola Velázquez.

¿Y la organización?

Por César Villalobos López

Una buena parte de los productores agrícolas, en especial los de trigo y algodón, continúan dando palos de ciego en la comercialización de sus cosechas, porque si bien, el gobierno de la 4T cancelo importantes apoyos -similares a los que reciben los de países socios comerciales- carecen de una organización solida que garantice el cumplimiento de los contratos.

De muchos años a la fecha, desde que Mario Vindiola Velázquez, entonces cabeza de la Federación Estatal de la Pequeña Propiedad -hoy Propietarios Rurales- el tema de la denominación de origen, otros dicen marca, del trigo duro cosechado en el valle de Mexicali, ha sido una cantaleta, no de uno, sino de varios actores políticos que pretenden hacer ruido con el tema, pero solo eso, nada concreto.  

Integrantes del ahora Sistema Producto Trigo se han enfrascado en un reclamo relacionado con las llamadas bases que no son otra cosa que la identificación del costo del transporte y maniobras para poner en el lugar de proceso el trigo comprado en el exterior, sea Estados Unidos o Canadá, situación que el ICA  -Instituto de Ciencias Agrícolas- de la UABC ha visto como una fuente de ingreso, por la certificación de la cifra que resulte, cuando ese documento debería de salir de la Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural, máxima autoridad o de la Secretaria de Economía.

Lamentablemente la Secretaria de Agricultura se ha convertido en una simple oficina de trámite, que, nada ajeno a apoyos sociales tramita, y es que carece de presupuesto para la realización de ese tipo de trabajos, pese a que en su directorio interno tiene rimbombantes denominaciones en donde se supone laboran especialistas en la materia

Por lo pronto, el Sistema Producto tiene que sortear la intromisión de quienes pudieron ser, y no fueron, además de posibles complicidades de funcionarios de la Sader y/o Segalmex, con los industriales procesadores del rubio cereal en Baja California y en el país, olvidándose de las negociaciones con compradores extranjeros, mismas que aparentemente se cayeron por la intromisión de funcionarios de las oficinas centrales de Sader.  

En el caso de los algodoneros, existen ofertas de compra a precios altos y la disponibilidad de compra de parte de exportadores, pero la ambición de posibles alzas impide que los productores comercialicen una buena parte de su posible cosecha y al final del ciclo pueden quedarse chiflando en la loma y arrepentidos de no haber vendido.