Semanario El Pionero

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Lo extraordinario de lo cotidiano

Foto: @vanilla88.

Sin miedo a la mantequilla

Por Gladys Villalobos*

Aprendí a cocinar viendo y ayudando a mi madre; viendo y comiendo los guisos de mi abuela paterna; por genética, mi abuela materna guía mis manos y en la actualidad, mi padre me aporta útiles consejos que sigo al pie de la letra.

Mi debilidad es la repostería, hornear, lo dulce. Todo eso que alimenta el alma y siempre resulta irresistible, al menos para mí. En el afán de ampliar mis conocimientos y conocer otras recetas, el año pasado, en el saludable encierro de la pandemia, me encontré con Esbieta en YouTube. Una mujer que nació en Ucrania, que radica en España desde el 2000 y de la cual he aprendido deliciosas y novedosas recetas. “Cada una de sus recetas son una fiesta de sabor, irresistibles y sencillas” De esta forma ella describe la mayoría de sus recetas. 

He visto muchos de sus videos y elaborado algunas de sus recetas. Me cae bien, me gusta la cadencia de su voz, la calma que emana y la forma en que instruye la elaboración de sus recetas. Además, tome como lección de vida el vivirme “sin miedo a la mantequilla”. Tal cual, en una gran proporción de sus recetas, esta presente este delicioso ingrediente. “Incorporamos 180 gramos de mantequilla” nos dice con convicción y calma. Cantidad equivalente a dos barras comerciales. Hay otras tantas con 270 gramos, más menos.

Con esta lección de vida me vienen muchas ideas a la cabeza, le encuentro muchas analogías sobre la cotidianidad. Antes que nada, reconocer cuando vale el gozo entregarte a las cosas tal cual son ¿tendría el mismo resultado y sabor una receta que por escatimar en mantequilla disminuya su cantidad a la mitad? Claro que no. Tomo la idea colectiva que he escuchado de que la mantequilla “engorda”, que no es buena para la salud, que es grasa. Y así como otras cosas en la cocina y en la vida, la mantequilla no es el problema, sino la cantidad.

Me viene esta imagen castigadora de sabotear un momento de gozo al irse al futuro “esto me ha engordar” “mañana tendrá que hacer una hora más de ejercicio”. Si lo único que tenemos es el presente, el aquí y el ahora ¿Por qué no disfrutarlo con su regalo de sabor? Y el sabor se refiere a todo aquello que nos gusta, que nos alegra la vida, que nos sienta bien, que nos conecta con el impulso de vida, con lo que nos hace felices, con lo que nos genera ilusión.

“Sin miedo a la mantequilla” se ha vuelto un mantra divertido al cual siempre le encuentro más analogías y enseñanza. Lo asocio al disfrutar con la responsabilidad de mi elección, a generar conceptos propios de los hechos y de las cosas más allá de lo que se dice allá afuera, a encontrar un balance entre el ser y el hacer, entre el gozo y la disciplina. Las diferencias culturales nos enriquecen. Aprender de otras formas de vivir y existir nos permiten enriquecernos, enriquecer nuestra cotidianidad y evolucionar nuestra conciencia ¿Qué opinión te merece este texto? Me encantara saber de ti.

“Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. Valoro tu tiempo.

*Cachanilla de nacimiento, comunicóloga de profesión, amante del cuerpo por vocación. Crecí análoga, me convertí digital. Asesora en Comunicación, Redactora de Contenidos, Fotógrafa. Mi sitio: gladysvillalobos.wordpress.com/