Soldado tricolor
Por Francisco Ruiz*
Último martes de 2020. Semana final del año, uno distinto, convulso, de nuevas realidades y fuertes retos. Mucho sobre lo cual debemos reflexionar. Demasiado por agradecer, primordialmente por la salud y la vida de quienes hemos sobrevivido a esta gravísima pandemia. Ahora sí que como dice la canción: “Gracias a la vida que me ha dado tanto”. Y gracias a ustedes, por tener la gentileza de leer mis colaboraciones semana a semana.
Napoleón Bonaparte, también conocido como El Gran Corso por haber nacido en Córcega, una isla que estuvo bajo el control de Francia y, posteriormente, la protección de Génova (hoy parte de Italia), hasta la promulgación de la Constitución de Córcega, también llamada Paolina por haber sido impulsada por Pasquale de Paoli.
En mayo de 1769, Córcega fue invadida por las tropas de Luis XV. Meses después, el 15 de agosto, nacería Bonaparte, un soldado tricolor por donde se le viera: verde, blanco y rojo, por los colores de la bandera de Italia; azul, blanco y rojo, por Francia. Y lo que son las cosas, fue precisamente la invasión de Napoleón a España lo que detonó el movimiento independentista de México.
Los primeros soldados que respondieron al lábaro tricolor en nuestro país fueron Agustín de Iturbide, un militar que surgió del bando español, y Vicente Guerrero, generalísimo del ejército insurgente. Ambos consumaron la difícil tarea que años atrás emprendieron Hidalgo, Allende, Aldama y Morelos. Con un acto de reconciliación, Guerrero e Iturbide lograron la independencia de México bajo el estandarte de las Tres Garantías (blanco, verde y rojo).
Dichos nombres son sólo un ejemplo de las mujeres y hombres que comenzaron su participación pública en la posición más modesta de todo escalafón, logrando su ascenso con mérito propio y el reconocimiento social. Esto último me recuerda a una pregunta que me hizo un amigo recientemente: ¿cuándo alguien puede llamarse “político”? Mi respuesta podría considerarse simple: cuando te reconocen como tal. Sin más.
Y es que, los personajes que alcanzan un lugar en la historia universal son grandes estrategas determinados a construir un legado, más que para sí mismos, para los suyos y para las generaciones venideras con disciplina y perseverancia.
Es increíble como la historia, a pesar de parecernos tan distante en el tiempo y el espacio, resulta tan cíclica. Ya que, por fortuna, en cada periodo y cada escenario habrá “soldados” dispuestos a brindar su mayor esfuerzo para lograr el bien común. Por supuesto, las arenas son distintas y las armas también. Antes lo fueron el campo de batalla y las municiones, hoy lo son el debate y las nuevas ideas.
En este momento, Baja California enfrenta un momento crucial, pues como ciudadanos debemos elegir entre un gobierno de encono, improvisación y populismo, o uno con experiencia probada, liderazgo real y soluciones viables. Este año se está extinguiendo, llegó el tiempo de definir el futuro al que aspiramos. El 2021 nos exige ser soldados de partido, no de plomo, sino de causa, compromiso y respeto.
Post Scriptum. “Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas”, Sun Tzu.
* El autor es maestro, escritor y consultor político.
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