El pasado lunes se cumplieron 20 años de la publicación de la edición número 1 de este Semanario El Pionero, tras varias semanas de pruebas, teniendo muy presente que, ese día, la doctora Yolanda Orduño, nos obsequió una planta que aun conservamos en la redacción.
La tarea no ha sido fácil, pero sí muy reconfortante en los resultados informativos que nos han llevado a entregar a nuestros lectores, gracias a nuestros leales patrocinadores, las noticias y comentarios, antes que otros medios.
Invariablemente hemos procurado reflejar a la opinión pública datos verídicos logrados a través de trabajo de investigación y en ocasiones gracias a la confianza depositada en nosotros por quienes confrontan problemas y situaciones adversas en las dependencias del sector oficial.
Esto, por regla general no es del agrado de quienes se sienten afectados, por la divulgación de sus desviaciones o conductas inadecuadas en el desempeño de sus compromisos que sus cargos les imponen.
Hemos y seguiremos señalando actos de corrupción, pese al enojo de los involucrados, de quienes se sienten o son complicas, así como de uno que otro comunicador –algunos de ellos simples lectores de periódicos-, pero cuando hacemos las publicaciones tenemos los pelos de la burra en la mano, como es el caso del canal “4 de abril”, Monumento a la Corrupción, pese que la administración federal lo considera una obra insigne del gobierno del presidente Peña Nieto.
A nivel estatal, ocurre lo mismo, cuando sus funcionarios le fallan y engañan al gobernador Francisco Arturo Vega de Lamadrid, echando por tierra su aspiración de campaña: “ser el mejor gobernador que jamás ha tenido Baja California”, especialmente por la inducción de una aversión al campo, tras encerrarlo en una impenetrable burbuja.
Esta situación contrasta con las acciones y convivencia de los anteriores gobernadores -también salidos de las filas de Acción Nacional-, con los campesinos bajacalifornianos, sin distingo de grupos.
Cuando nos remontamos al inicio de esta aventura en la que hemos recorrido mil 48 semanas, recordamos el apoyo y aliento que nos dieron Liliana Gómez Meza, de Esther Ochoa Trujillo y Ernesto Franco, así como la permanencia, en este esfuerzo, de Jesús Urquídez Amaya y de Ricardo Gómez Meza, quienes a lo largo de 19 años me han acompañado en el sorteo de todo tipo de situaciones.
Un recuerdo muy especial a mi esposa, Rosa Cervantes Flores -QEDP-, por su visión, insistencia y apoyo para la publicación de una página para la Familia y el Hogar.
A nuestros colaboradores, a nuestros lectores y a nuestros patrocinadores, gracias.
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