“Moros con tranchete”
En el proceso electoral que estamos viviendo pudiéramos ligarla a frase original de la península ibérica a raíz de las constantes invasiones de los pueblos árabes, cuando la paranoia controlaba a la gente y por todos lados veían moros con tranchetes, creyendo que los iban a atacar nuevamente.
Y, es que, los candidatos al relevo del presidente Enrique Peña Nieto continúan enfrascados en una serie de descalificaciones y señalamientos que ellos consideran les pueden allegar la simpatía de los electores y así obtener el sufragio a su favor el próximo 1 de julio.
Los candidatos de todos los niveles que contienden descalifican todo tipo de encuesta o dato que no les ponga en primer lugar de las preferencias electorales y hay aquellos que se pronunciaban por una suma de esfuerzos de otros candidatos, a su favor y al verse desfavorecido por las encuestas que dicen no reflejar la realidad de la intensión del voto, afirman la existencia de acuerdos con el Jefe de la Nación, quien desesperadamente, junto con algunos de sus colaboradores, trata de exaltar logros de su administración.
Una de las situaciones que llama la atención, es la confrontación que los mismos candidatos provocan entre los electores con inclinación a sus homólogos de otros partidos y como critican fallas en el estado de derecho que ellos mismos deberán de dar vigencia para ter minar con la ola de violencia a la largo y ancho del país.
Haciendo caso omiso de los fallos de tribunales competentes, hay candidatos que siguen con la cantaleta en contra de sus homólogos o de quienes contienen para otros cargos postulados por el mismo partido, seguramente con el propósito de confundir, en busca de restarle votos a sus adversarias y lograrlos a su favor.
La violencia generalizada y los crímenes que a diario se dan en varios estados de la república son producto de la pérdida de control por una política alcahueta que no dio importancia a la preservación del estado de derecho.
Resulta inconcebible que cuando se detienen a delincuentes, tanto los funcionarios del poder judicial, como los medios electrónicos de comunicación dan santo y seña de la estructura de los grupos criminales, de sus integrantes, independientemente de que los habitantes de las poblaciones o los fraccionamientos donde residen, lo saben, pero no hay una acción policiaca para combatirlos.
Lo mismo pasa con los huachicoleros, les siguen la huella, los identifican, los pobladores de rancherías proceden en contra de las fuerzas armadas y no hay ninguna consecuencia para quienes obstruyen la acción de la justicia.
Entre la población se menciona el involucramiento de personal de Petróleos Mexicanos, de todos los niveles, en las utilidades generadas por la venta de combustibles, utilizando en ocasiones estaciones formales, lo que deja ver la ausencia de controles or parte de PEMEX y de la Secretaría de Hacienda.
Otro caso de corrupción son los autos chocolate y la introducción de armas, culpando en este último caso al gobierno de los Estados Unidos que no pone mayores controles para la comercialización de armas y es que la “primera enmienda” de la constitución estadounidense, se aplica y en todo caso deberían de ser, las aduanas fronterizas y la policía federal, quienes impidan su ingreso, al igual que deberían de hacerlo con los automotores irregulares que, siendo un contrabando, luego se convierte en oferta electoral, a ciencia y paciencia de las autoridades de la secretaría de Hacienda y Credito Publico.
* Tranchete es una especie de navaja curva la cual era muy popular. Todos los militares o guerrilleros portaban una entre su armamento.
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