Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Falleció Porfirio Valdez, QEPD

Porfirio Valdés Castro, con César Villalobos López y Salvador García Estrada, durante el último convivio ofrecido a la prensa por el alcalde Gustavo Sánchez, en el pergolado del Salón Ozara.

  • Más de 50 años de actividad fotográfica
  • De Braulio Maldonado a Eugenio Elorduy
  • Deja un gran legado fotográfico  

Por César Villalobos López 

MEXICALI. – Porfirio Valdez Castro, falleció el pasado miércoles a la edad de 72 años, en el Hospital Regional, o clínica 30, del Instituto Mexicano del Seguro, en donde fue internado junto con Inés, su esposa, por síntomas vinculados al Covid-19.

Su sepelio fue el jueves 14, previo breve velatorio, debido a las normas sanitarias consecuentes a la pandemia del coronavirus, con la presencia de sus familiares, entre ellos sus hijos Ícela, Karla y Rafael.   

Porfirio, originario de Chihuahua, llegó a estas tierras cachanillas hace más de 50 años, en busca de una mejor forma de vida y con el ánimo y fortaleza de la juventud, su aspiración, como la mayoría de los que llegan a esta frontera, es cursar a los Estados Unidos. 

Porfirio con su hijo Rafael, Rafael Pérez Limón, Lic. Alonso Díaz y René Quintero.

A lo largo de nuestras vidas fortalecimos una amistad y en innumerables ocasiones tuvimos muchas horas de largas charlas con inolvidables anécdotas, revelaciones de vicisitudes, vagancias y sufrimiento que llegaron al hambre, en un lugar donde a nadie conocía. 

Con orgullo y más satisfacción nos platicó como pasó fríos durmiendo en el umbral de una puerta cubierto con periódicos, siendo en esa época cuando con la idea de ayudarlo le propusieron la venta de fotografías que se tomaban en los cabarets y cafés cantantes, recordando que sus mejores ventas fueron en El Castillo Café, de Don Miguel Ortega.

Porfirio Valdés en el Rancho de Pablo Melgoza, en un cumpleaños de Eduardo “El Negro” Martínez Palomera, junto con Rafael Pérez Limón y Eliseo Salcido.

A los pocos días fallo uno de los fotógrafos y el concesionario de las fotografías en los centros nocturnos, le indujo en el manejo de una cámara que le permitió mejorar su situación económica y, obvio, su forma de vida.

Al inicio de los años 60´s, no recuerdo si fue en la campaña política del Ing. Raul Sánchez Diaz, como candidato del Partido Revolucionario Institucional al gobierno de Baja California, o antes, cuando estuvo colaborando en el Noticiero Cámara en Acción, bajo la dirección de Pablo Brizuela Amador –mi padrino- y se trasmitía en XHBC Canal 3, con Salvador Peregrina Mancillas como locutor.

Sin embargo, Porfirio nunca nos pudo precisar cuándo ingreso al gobierno de Baja California como parte del staff de fotógrafos de la Oficina de Prensa, hoy Dirección de Comunicación Social, pero su acervo fotográfico se inicia con el gobernador Braulio Maldonado Sandez y concluye con el Lic. Eugenio Elorduy Walther, sexenio en el que se jubiló.

Con Porfirio coincidimos en innumerables actos o eventos oficiales, primero por mi permanencia en el Noticiero Cámara en Acción y a partir de 1969 como reportero del periódico La Voz de la Frontera, además de reuniones entre compañeros de varios medios. 

A partir de su jubilación y ya entando como director de Semanario El Pionero, fui afortunado de su compañía en recorridos por el valle de Mexicali para cubrir diversos eventos y procesos electorales.

Como todos los seres humanos, no somos moneditas de oro y Porfirio no era la excepción, pero siempre fue incisivo en sus planteamientos y el sostenimiento de sus puntos de vista, era difícil cambiarle su punto de vista, sobre todo en cuestiones políticas.

Las anécdotas y vivencias son innumerables, muy variables y chuscas y es que a lo largo de la convivencia son todo tipo de personas, en especial con quienes están inmersos en la política, surgen datos e información que no puede ser plasmada en una placa fotográfica.  

Tuvimos la suerte de constar con su amistad, pese a los encuentros y desencuentros, conocimos a Inés, su compañera de vida, a sus hijos y nietos, para los que rogamos tengan pronta resignación, ante irreparable pérdida.      

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