Otro rumbo
Las acciones del gobierno del presidente Andrés Manuel Lopez Obrador, respecto a la asignación de presupuesto para el campo mexicano han generado una serie de protestas, no solo por la cancelación de varios programas de apoyo, sino por la reducción de las partidas a las dependencias federales, a los estados y a los municipios.
Independientemente de la reducción del presupuesto ejercido por la Secretaria de Agricultura para el campo, su reorientación de mayores partidas para programas de desarrollo social en el centro, sur y sureste del país, agrava la inconformidad de agricultores del norte de la república, al quedar marginados de los tradicionales beneficios.
Durante la campaña del 2018 y en el primer año de gobierno del presidente Lopez Obrador, el senador de Morena, José Narro Céspedes y diputado federal Yaco Ramírez, también de Morena, recorrieron buena parte del país ofreciendo soluciones a grandes problemas, entre ellos la cartera vencida de productores agrícolas y pecuarios.
Llegaron a ofertar borrón y cuenta nueva, para el natural regocijo de quienes, al paso de los años, como sucedió en el valle de Mexicali, han acumulado grandes pasivos, no solamente por bajos rendimientos en las cosechas, sino por la ausencia de solvencia moral y la mala costumbre de no pagar los créditos recibidos.
Entre los pocos que deben mucho, hay individuos que encontraron en las protestas y manifestaciones la forma de obtener recursos del erario, ya sea como dadiva, chantaje o como crédito otorgado sin estudio ni sustento, solo como pago a la terminación de esos movimientos que afectaban la imagen de los gobiernos de Acción Nacional.
Otros aprovecharon debilidades y favores de funcionarios para lograr apoyos a fondo perdido para la instalación y operación de centros de acopio de trigo, o la instalación de malla sombra con riego por goteo, mismas que al concluir el sexenio quedaron abandonadas y forman parte de los muchos monumentos a la corrupción en el campo.
Desde luego que la llegada de nuevos funcionarios representa una nueva oportunidad de presumir liderazgos inexistentes y con sus planteamientos tratan de conservar los privilegios, aferrándose a posible colusión en actos de corrupción de quienes continúan en la administración pública.
El tiempo será el mejor testigo del ordenamiento, del combate a la corrosión y vicios, para avanzar en la organización y en la proyección del desarrollo del campo, o la continuidad del desorden.
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