El NAICM, a río revuelto
El proceso electoral que se está viviendo, es mencionado como el más importante de los últimos 50 o más años, no solo por la competencia política entre los candidatos o las alianzas de partidos con ideologías totalmente encontradas, sino por la posibilidad de que las dos tradicionales fuerzas políticas sean rebasadas.
Esto, a medida que se acerca la hora cero, ha generado una serie de encontradas opiniones, muchas de ellas, por no decir que todas, totalmente alejadas de la verdad, como el caso del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, -obra conocida como NAICM- proyecto identificado como muy caro y cuestionado técnicamente por las condiciones de los terrenos donde construye.
Aquí, el principal problema es que, si resultan ciertas las advertencias de técnicos como José Luis Lueje Tamargo, ex director de la Comisión Nacional del Agua y ya en operación del NAICM, se registren lluvias extraordinarias en la capital del país, resulte que el ex funcionario tenía razón, ¿Qué pasaría con las pistas como una gran alberca, lo mismo buena parte de la ciudad?
Lamentablemente en México no tenemos una legislación que permita aplicar responsabilidad en el desempeño del servicio gubernamental a ningún funcionario, menos al presidente de la república, en este caso del NAICM uno de los más interesados en su construcción.
Tras leer un texto de la revista Proceso, con una entrevista a Lueje Tamargo, en el que se incluye una propuesta de trabajo del titular de la SCT al exdirector de la Conagua, surgen dudas, aun cuando estamos escribiendo antes del anuncio de Roberto Ramírez de la Parra, actual titular de la Comisión Nacional del Agua sobre el NAICM, que seguramente será positivo.
Antes conocimos las versiones del ingeniero Javier Jiménez Espriú, quien es señalado para ocupar la cartera de la SCT, si Andrés Manuel Lopez Obrador gana el proceso electoral y de Federico Patiño Márquez, director del Grupo Aeroportuario de la CDMX, observando una resistencia de Patiño Márquez, a cualquier análisis, afirmando que todo es transparente y justifica la duplicidad del costo por la paridad cambiaria entre el peso y el dólar.
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